Los nuevos ricos de Vilalba lo viven sin gran ostentación

Dolores Cela Castro
dolores cela VILALBA / LA VOZ

VILALBA

El cambio de estatus no se dejó ver en la fiesta de Boizán que se celebró cerca del bar que repartió millones

11 mar 2018 . Actualizado a las 14:07 h.

Cuatrocientos ochenta y tres comensales, la mayoría de las parroquias vilalbesas de Alba, Boizán, Insua y Torre, compartieron ayer mesa, mantel y baile con orquesta, en una carpa, en Boizán, en la segunda edición de la Festa da Xuventude. Esta edición no se diferenciaría demasiado de la anterior si no fuera por el cambio en la situación económica de muchas de las personas que estaban sentadas a la mesa -imposible saber cuántas- y por el número de inscritos, que entonces fue de 150. El gordo de la Lotería de Navidad del pasado año, que repartió en Vilalba 520 millones de euros, dejó pellizcos importantes en la zona. Buena parte de ese dinero procedió de participaciones y décimos que vendió el bar Cascudo de San Xoán de Alba, en concreto 50 series del número 71.198. La mayor parte de este dinero se quedó en el entorno.

Los cambios en el estatus económico de los comensales no eran evidentes, entre otras razones porque nadie hizo ostentación de nuevo rico. De los veinte Mercedes que se comenta que se vendieron en Terra Chá y que según algunos habitantes de la comarca empezaron a verse en los últimos diez días, en la fiesta de Boizán solamente había una blanco, matriculado después del 22 de diciembre del pasado año. No era el único vehículo recién salido del concesionario Los había con números de placa posteriores a la fecha que sembró Vilalba de millones, pero modelos menos caros, aunque todos ellos con todas las prestaciones. En el aparcamiento, junto a utilitarios antiguos, que eran la mayoría, había una pickup, rotulada por una empresa de sondeos, que todavía no ha perdido el olor a nuevo; un Cinquecento, con el brillo de fábrica y varias furgonetas de trabajo de último modelo, susceptibles de haber sido comprados con dinero del gordo.

Ante la pregunta de a cuántas de las personas de las que había sentadas a la mesa les tocó la lotería, la respuesta de los organizadores es típicamente gallega. «Pon que tocou, porque tocou, pero non fai falta decir a quen», señalaron a dúo dos de la comisión. «Vai haber xente que sí, pero outra que non, pero ven igual a festa, como nós imos ir a de abril que fan os de Noche e Ladra. Non hai rivalidade, somos colegas». A primera vista es difícil saber a quién le sonrió la suerte y con quién pasó de largo, salvo que lo quieran desvelar, que no era el caso.

Posiblemente entre quienes estaban en la misma mesa en Boizán sabían perfectamente si el de enfrente o el de dos mesas más allá había engordado su cartilla bancaria con la lotería. En muchos casos era una simple sospecha porque nadie o casi nadie alardea de su nueva situación, según señalaron algunas fuentes, algo diferente a lo que ocurrió hace años, cuando también tocó el gordo en la capital chairega.

Lo que sí ha trascendido es que el Banco Popular consiguió vender en estos dos meses los pisos de uno de los dos edificios de Vilalba que llevaba meses ofreciendo sin éxito a todos sus clientes. También aseguran que desde hace unos diez días, no antes, aumentó la flota de vehículos de alta gama en la capital chairega

La inyección de dinero en las economías familiares de la zona tampoco se reflejó en el menú de la Festa da Xuventude: 140 kilos de jamón asado; 300 de pulpo; 150 raciones de churrasco de ternera y de cerdo. Cada comensal tuvo que abonar los 25 euros del plato, que incluía bebida, café y la sesión vermú con una orquesta y el baile posterior.

En lo que sí notó la comisión de fiestas que fluye más dinero que antes del 22 de diciembre, fue en que en esta ocasión no necesitaron promocionar demasiado la comida. «A xente apuntouse antes -comentó uno de los organizadores, que se distinguían por las camisas de color verde que llevaban- e posiblemente fora porque hai máis cartos dispoñibles».