¿Llegan a tiempo las concentraciones parcelarias iniciadas en Vilalba?

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

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El proceso avanza en Lanzós, Goiriz y Román tras haberse renunciado a un plan piloto que favorecía el alquiler

19 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las concentraciones parcelarias parecen cosa del pasado, de décadas en las que en el campo se aplicaban medidas que contribuyesen a modernizar sistemas de distribución de tierras y de producción que chocaban con los nuevos tiempos. La historia no ha acabado, pues no solo hay concentraciones en marcha sino que en algunos municipios, décadas después, se ha acudido a ese modelo como manera de contribuir a un mejor futuro.

Tres parroquias de Vilalba están en los primeros pasos de ese proceso. En Lanzós, en Goiriz y en Román han comenzado los trabajos, que deberán desembocar, más adelante, en el estudio de impacto ambiental. Quedan años de tareas; pero en el caso de las dos primeras parroquias, además, se da la circunstancia de que se ensayó antes un sistema piloto en el que se recogía el intercambio voluntario de terreno entre dueños y el alquiler de fincas. El plan quedó descartado.

Iniciada esta nueva etapa, algunas consecuencias se pueden dar por sabidas: por ejemplo, la disminución del número de parcelas, algo logrado en las tres parcelarias del municipio que están terminadas. Otro asunto es preguntarse si el proceso llega aún a tiempo cuando el medio rural lleva décadas en un proceso de descenso demográfico y de envejecimiento de la población.

 MATICES

Entre el relevo generacional y la necesidad de control de cultivos. Para Julio Guntín, responsable de Unións Agrarias (UU.AA.) en Vilalba, las concentraciones parcelarias pueden ayudar a frenar el éxodo rural: «Si puede haber un relevo generacional, es más fácil con una concentración parcelaria», dice. Sin embargo, subraya que de poco vale invertir en ese proceso si luego los terrenos se dedican a plantaciones forestales. Guntín afirma que la Xunta debería de mostrar una actitud más vigilante en ese asunto en lugar de mirar «para otro lado».

 DUDAS

Rechazo si se estimulan las plantaciones forestales. «Non o teño claro». Margarida Prieto, responsable del Sindicato Labrego Galego (SLG) en Vilalba, subraya que una concentración parcelaria tiene como fin la obtención de más terreno que se destinará a usos agropecuarios, y critica que en parroquias como Santaballa, una de las de Vilalba en donde el proceso ha concluido, proliferen ahora las plantaciones. «Concentración, si; pero depende», explica. También apunta que en algunas parroquias, y cita el caso de Goiriz, las explotaciones que quedan son pocas y los responsables ya se han preocupado de conseguir más terreno.

VENTAJAS

Posibilidades de futuro. Gonzalo Hermida, técnico de empleo del Concello de Vilalba, opina que las concentraciones son favorables por las posibilidades que abren, aunque agrega que los resultados se ven a medio plazo. Hay que tener en cuenta los años necesarios para completar el proceso, con lo que algunos que hoy se dedican a actividades agropecuarias ya se habrán jubilado cuando acaben estas recién iniciadas; por otro lado, apunta, podrán beneficiarse otros que hoy, quizá, aún no han empezado su actividad laboral. Pese a no tener una opinión negativa de las concentraciones, Hermida cree que se podrían haber ensayado, en años pasados, otras fórmulas: afirma, por ejemplo, que se podría haber estimulado la concesión de créditos «a baixo interese ou a interese cero» para quienes quieren comprar terrenos de uso agrario.

 PLAZOS

Años por delante. Lo que sí parece claro que aún pasará tiempo antes de que esas tres parroquias se incorporen al grupo de las que tienen concentraciones listas. En Árbol, entre la aprobación del decreto y la entrega de títulos, pasaron 14 años (junio de 1990-julio del 2004); en Santaballa, 16 años y 11 meses (marzo de 1992-febrero del 2009), y en Vilapedre, 24 años (abril de 1991-diciembre del 2015).