«La emoción de la montaña es maravillosa»

X.M.P.

VILALBA

CEDIDA

El conocido caminante vilalbés subió el sábado a las Agujas de Cardaño, en Palencia, a unos 2.500 metros

21 sep 2017 . Actualizado a las 13:04 h.

La pasión de Ángel Campos por andar es de sobra conocida dentro y fuera de Vilalba. Más de 20 compostelas, logradas en distintas rutas jacobeas, muestran ese perfil, que se completa con su afición a recorridos largos de una sola tacada (ir de Foz a Os Milagres, de Saavedra, o de Vilalba a San Andrés de Teixido) y a subir a picos ed considerable altitud. El pasado sábado, por ejemplo, llegó a la cima de las Agujas de Cardaño, en la montaña de Palencia: desde 2.500 metros de altitud, desde luego, el mundo se ve de otro modo.

Campos se desplazó a Palencia, con su mujer, para visitar a unos amigos. Con uno de ellos, José Antonio García Carrasco, emprendió, el sábado por la mañana, la ascensión, culminada con éxito.

-¿Fue dura la experiencia?

-Queríamos llegar a Peña Prieta, pero la niebla nos echó para atrás. Yo ya había estado en el Pico Murcia [a unos 2.400 metros]. Salimos a las ocho de la mañana, y subir y bajar, haciéndolo con recorridos distintos, nos llevó unas cinco horas. Ahora le tengo ganas al Espigüete [pico de la montaña de Palencia cuya altitud ronda los 2.450 metros].

-Casi parece obligado preguntar qué siente uno a esa altitud.

-Si es un paisaje amplio, imagina... En este caso, ves un valle grandísimo. Una vez que estás arriba, es una maravilla. La emoción de la montaña es maravillosa: llegar a un pico de esa altitud es una gran satisfacción.

-Para usted, tan habituado a recorridos por el Camino de Santiago que duran varios días y varios centenares de kilómetros, ¿suponen esas subidas un esfuerzo especial?

-Todo depende. Ese mismo día de nuestra subida había un trail de montaña en el que algunos, los de recorrido más largo, salían a las cinco de la mañana y hacían 70 kilómetros. Subir a Peña Prieta, si Dios quiere, no se me escapa. El problema del otro día era el frío: con guantes y todo, se me entumecían los dedos; hacía fresquito, aunque luego salió el sol.

-¿Se tarda más en recuperarse tras un esfuerzo?

-No. Unas chuletitas de cordero, un poco de vino... [se ríe]. No fue nada; solo un aperitivo para la próxima, la subida a Peña Prieto. Lo importante es tener en cuenta el terreno, porque si pisas mal... También hay que tener en cuenta la niebla. La montaña es como el mar: no hay que tenerle miedo pero sí precaución, porque si haces una mala pisada, a lo mejor no lo cuentas.

-¿Qué es más gratificante, llegar a la Praza do Obradoiro o a unos 2.500 metros de altitud?

-Las dos cosas. Son situaciones distintas, pero la gratificación de superar un reto es la misma.