Ningún falsificador escapa a la lupa de Maxi

TANIA TABOADA LUGO / LA VOZ

VILALBA

ALBERTO LÓPEZ

Un agente de Vilalba es el principal experto en detectar las manipulaciones en los documentos oficiales

22 mar 2017 . Actualizado a las 19:58 h.

Maximino Torres, «Maxi» para su gente, (Lugo, 1976), es un agente del destacamento de Tráfico de Vilalba. Aunque oficialmente lleva colgada la especialidad en transportes, por lo que en realidad destaca es por detectar documentos falsos. Él, sin embargo, resta importancia a su ojo avizor y dice que es trabajo de todo un equipo. El interés y su gusto por esta temática surgió en Miranda de Ebro, ciudad en la que estuvo destinado durante cuatro años y medio y donde este tipo de delitos era habitual debido al tipo de circulación. La mayor parte eran vehículos y ciudadanos extranjeros (italianos, letones, búlgaros, ucranianos, lituanos...). «Lo diferente es lo que llama la atención. Lo ves, es algo inusual y te sorprende. Poner una denuncia de transportes o vial es algo frecuente pero esto es diferente», opinó Maxi, quien sigue formándose en esta materia asistiendo a diversos cursos.

Falsedad documental

Según los artículos 390 y siguientes, falsedad documental es la alteración de un documento oficial en alguno de sus elementos esenciales; simular en todo o en parte un documento expedido legalmente siempre «de manera que induzca a error sobre su autenticidad» y simular intervención de personas en un acto administrativo que no tuviera nada que ver. Y, ¿qué tipo de papeles pueden falsificarse? Pues cualquier documento oficial, como una tarjeta de transportes, licencia comunitaria, carné de conducir, tarjeta de inspección técnica, permiso de circulación...

Para comprobar la veracidad de un documento, Maxi saca sus bártulos. «Miras la impresión offset, tinta ovi, guilloches y la irisación, que suelen ir combinados... También nos fijamos en la equidistancia y en la microescritura, porque aquí casi siempre están los fallos. Con una lupa de 20 aumentos ves si hay trampas. Lo mismo pasa con el hilo de seguridad. Algunos lo meten embuchado, otros con tira de plástico o metal y a veces con carboncillo. Si metes la uña y levantas ves si hay trampa. Los tipos de permiso van en cuadrados y la distancia a los bordes tiene que ser siempre la misma; si no hay una simetría, es falso. Otro problema está en los documentos en papel porque normalmente es celulosa. Tienen que utilizar blanqueantes químicos para darle el tono blanco; el de seguridad casi siempre es fibra de algodón. Los bolígrafos son soluciones que contienen yodo, entonces al subrayar, el yodo reacciona con esos elementos químicos. Los documentos en papel más antiguos traen menos mecanismos de seguridad. Son los que más problemas dan a la hora de detectar una falsedad documental porque tienen muchos menos elementos de seguridad que se puedan analizar para detectarlos», explicó este experto.

Cuando Maxi para un conductor y desconfía de que en un carné de conducir puede haber una falsificación, contacta con el Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico. «Cuando llamas a estos compañeros es porque estamos seguros de que hay trampa. Hacemos la exposición de hechos y traspasamos competencias al GIAT, que hace atestado, informe detallado sobre el por qué considera que es falso, y solicita información al país que teóricamente ha expedido el documento oficial para que diga si esa persona tiene carné de conducir o no. Si no lo tiene se le investiga por un delito de falsedad documental y contra la seguridad del tráfico», relató.

Según indicó este agente, el tipo de falsificador suele corresponder a un extranjero que viene a España a trabajar o a delinquir. Coge un vehículo nacional y como no tiene carné de conducir compra uno falso. Hay mafias que los venden por un precio que oscila entre 600 y 800 euros. Según recalca Maxi, a diferencia de Miranda, en la provincia de Lugo, no es habitual que los conductores circulen con documentación falsificada. «Detectamos a un portugués en Baamonde y a un marroquí en la AG-64. Descubrimos falsificaciones en sus documentos. Le advertimos que a falta de confirmación de su país, se le imputarían delitos de falsedad documental y seguridad del tráfico. Uno de ellos dijo que tenía otro carné marroquí. Nos lo enseñó y también era malo», recordó y concluyó este experto.

Hay falsificaciones buenas que relacionan todo pero fallan en una falta de ortografía