Ellas emprenden en el rural de Triacastela a pesar de un año «horrible»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA TRIACASTELA / LA VOZ

TRIACASTELA

Yolanda Cela y su  marido en las obras de su futura fábrica
Yolanda Cela y su marido en las obras de su futura fábrica cedida

Algunos de los que resisten en las parroquias del concello lucense están ampliando sus negocios tras la mejoría de la pandemia

16 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha sido un año «horrible», «patético» e incluso «catastrófico», pero los peores meses empiezan a quedarse atrás: «temos moitas ganas e temos claro que seguiremos emprendedo». Los que quieren quedarse en el rural ya están dando pasos en firme para ampliar sus negocios en vista de la mejoría de la pandemia. Triacastela es uno de los concellos donde sus vecinos están buscando nuevas vías para aumentar sus beneficios, «traballando moito, moito porque nos gusta», a pesar de la situación de incertidumbre y bajada de ventas. 

Con el gran descenso de casos y la desescalada, Yolanda Cela ve cada vez más cerca la apertura de su nueva fábrica propia de embutidos y la venta de los productos de su ganadería. Son los dos proyectos a los que se lanzó, que espera que se puedan materializar en junio. Ella y su marido son los responsables de Embutidos la abuela Delfina, una marca artesanal creada hace tan solo tres años. «Medramos moitísimo moi rápido, estabamos super animados», tanto fue así que decidieron dejar las instalaciones de alquiler en las que trabajan actualmente para construir en su casa su propia fábrica. «É un momento complicado, pero un non pode botarse atrás», sentencia Yolanda. Su vivienda se ubica en Cancelo, frente a la Cova de Eirós, donde, para quedarse, hablan de resistencia: «Encántanos vivir aquí e apostar todo é o único xeito de poder quedarse no rural». La difícil situación pandémica les obligó a reinventar sus productos, afrontándolo como una oportunidad y no un reto. «Queremos comezar a vender a rubia galega da nosa gandaría e elaborar morcilla de arroz», cuenta Yolanda. La triacastelense ya ve una pequeña luz al final del túnel, que para verano podría recuperar las ventas a niveles semejantes a los previos a la pandemia. «Temos que arriscarnos os que podemos, non quedar todos paralizados». Este particular año también impulso a emprendedores como Cela a contar con un espacio en propiedad para una mayor seguridad.

Jessica Cela, gerente de O Escondite
Jessica Cela, gerente de O Escondite

De hecho, es el mismo caso que el de Jessica Cela, que dirige el bar O Escondite. Tras siete años trabajando en alquiler, Jessica ha escogido el 2021 para lanzarse comprar una casa y construir un bar y una pensión. Este año espera estar compaginando los dos negocios: «Xa o tiña pensado desde hai moito tempo, pero con esta situación non queda outra que tirarse á aventura, hai que asegurarse máis traballo». El hospedaje es un espacio pequeño, de cuatro habitaciones, pero un negocio seguro para el Camino. «Estou convencida de que o Camiño comezará moi forte e imos ter moitísimo traballo», asegura. Actualmente, en el núcleo de Triacastela tan solo quedan tres locales abiertos, uno de ellos el que ya tiene Jessica; aun así, cree que cualquier idea nueva será bien acogida por la ruta jacobea.

 Ambas empresarias agradecen el apoyo del gobierno municipal y las ayudas autonómicas para poder emprender en el rural. Además, su mensaje es animar a los habitantes del rural a sacar provecho y recuperar lo que está siendo abandonado. Por ejemplo, Yolanda fue aumentando su ganadería de 17 a 60 vacas en los últimos diez años alquilando las fincas de los vecinos que se iban, y Jessica ahora comprará una casa que se quedó sin uso.