Una estación en A Pontenova controla Lugo

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

TRIACASTELA

X.L.

El IGN controla la actividad sísmica en Galicia a través de cuatro sismógrafos, uno por provincia

25 may 2017 . Actualizado a las 10:23 h.

El Instituto Geográfico Nacional cuenta en Galicia con 4 estaciones sísmicas de última generación, una en cada provincia. La de Lugo (Epon) está instalada en A Pontenova y funciona desde el año 2001. En Pontevedra la colocaron en A Golada; en Ourense, en Lobios y en A Coruña, en Mazaricos.

La recogida de datos es ahora mucho más precisa que en los años 1995 y 1997, cuando se registraron las dos series sísmicas, con el terremoto de magnitud más grande de Galicia, el de 5,1 con epicentro en Triacastela, de la madrugada del 22 de mayo.

Esta semana se cumplieron 20 años de la gran sacudida que en A Montaña nadie que la haya vivido, ha olvidado. Casi todo el mundo estaba en ese momento en la cama, durmiendo. Hubo huida general hacia el exterior por temor a que las casas se vieran afectadas por los efectos de los terremotos. Numerosas familias tardaron semanas en regresar a sus dormitorios por temor a que volviera a haber otro.

Cambios en décadas

Los lucenses que vivieron aquellos momentos recuerdan dónde estaban cuando ocurrió el terremoto de 5,1 y cómo reaccionaron ante él.

Veinte años después hubo muchos cambios, sobre todo en medios materiales y en información sobre la corteza terrestre. Los terremotos obligaron a hacer nuevos estudios a los expertos. Al epicentro se trasladaron en su día sismólogos de diferentes partes del mundo, entre ellos japoneses, con gran experiencia en este tipo de fenómenos naturales, para los que lo ocurrido en Lugo no dejaba de ser una anécdota, en comparación con otros registrados en su país.

Pese a que los mensajes tranquilizadores de los expertos y a que los lucenses se acostumbraron a que la tierra se mueva, todas los terremotos sentidos y sus réplicas generan cierto desasosiego en la población. Desde entonces no ha habido ninguna otra sacudida que haya supuesto salidas en desbandada hacia el exterior de los edificios.

Hace 20 años algún constructor intentó vender sus promociones con prestaciones antisísmicas. Algunos expertos criticaron este tipo de márketing, argumentando que todas las edificaciones tienen que cumplir los requisitos necesarios para aguantar sacudidas sísmicas.