La zona más castigada por la nieve

A. López / M. de dios LUGO / LA VOZ

TRIACASTELA

Un coche quedó enterrado por la nieve en el cruce de Padornelo en la carretera LU-633.
Un coche quedó enterrado por la nieve en el cruce de Padornelo en la carretera LU-633.

En los núcleos rurales son los propios vecinos los que se encargan de la limpieza armados con palas y tractores. En la mayoría de los casos son los mayores los que tienen que hacer frente a esas tareas

06 feb 2015 . Actualizado a las 12:49 h.

La nieve sigue castigando con dureza a la provincia lucense. En el trayecto entre Sarria y Pedrafita, las dificultades se multiplican por las carreteras secundarias. En la LU-633 camino de Triacastela, las máquinas apenas tienen donde acumular la nieve. Una situación parecida se vive en la LU-631, en el tramo que une Hospital con O Courel. En las zonas más altas, los taludes formados por los quitanieves apenas permiten que circulen los vehículos en un solo sentido.

En el cruce que lleva a Padornelo, la nieve supera el metro y medio. Alguien dejó abandonado un vehículo, porque se le averió o porque simplemente no pudo seguir su camino y prefirió continuar a pie. Entre la nieve caída y la arrojada por las máquinas, el coche ha quedado prácticamente sepultado y al conductor, cuando aparezca, le costará trabajo desenterrarlo.

Los pueblos y aldeas se llevan la peor parte. En la mayoría de las poblaciones desde Sarria hasta Pedrafita -y dejando a un lado los núcleos urbanos, que estuvieron ayer relativamente limpios y despejados- son los propios vecinos los que tienen que armarse con palas y tractores para despejar los caminos y las entradas a las casas.

En Alto do Poio, la cumbre más alta del Camiño de Santiago en Galicia (1.335 metros), los tractores se afanaban ayer en despejar la nieve de las explanadas que dan acceso a los albergues de peregrinos. Por las calles empedradas de Hospital, a pocos kilómetros de O Cebreiro, los vecinos limpian a paladas el trazado del Camiño. A la cantidad de días nevando sin tregua se le unen las enormes placas de hielo que se han ido formando, aquí y allá, haciendo más difícil la tarea. Tampoco transitar es fácil.

En la mayoría de los núcleos rurales la media de edad es elevada. Los jóvenes hace tiempo que se fueron a las ciudades en busca de trabajo y de la limpieza de los caminos tiene que encargarse la gente mayor.

Quitar la nieve acumulada durante semanas, a menudo atravesada por gruesas capas de hielo, es una tarea exigente para los mayores. No les queda otra si quieren mantenerse comunicados y seguir recibiendo peregrinos.

Los más afortunados cuentan con algún vecino con tractor, que puede hacer las veces de máquina quitanieves y despejar los caminos con relativa facilidad. En otros muchos casos, los brazos son las únicas armas.

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