Lo que fue un ambicioso proyecto para hacer atractivo Sarria se echó a perder
06 ago 2022 . Actualizado a las 19:49 h.
Las orillas del río Sarria, en el pueblo que lleva su nombre, se convirtieron en los años 60 en un lugar para compartir entre vecinos y disfrutar del agua en plena dictadura. La playa fluvial de O Chanto se creó entonces como un espacio para practicar deportes, de reunión vecinal y también como un reclamo para atraer gente a la localidad. Sin embargo, aquel idílico lugar se quedó con el paso de los años en un remanso de agua estancada que no se puede usar para bañarse y que está junto a un restaurante apuntalado desde hace meses. Los sarrianos ahora añoran y también sueñan con una zona adecuada de baño en el pueblo que los libre de las altas temperaturas de este verano.
La playa y el área recreativa de O Chanto nacieron en Sarria con el alcalde Xabier-López Acevedo en 1961, como documenta el investigador Félix López Arias, del Seminario de Estudos Sarriaos. Fue el proyecto más ambicioso para brindar al pueblo un lugar de ocio y también deportivo. El gobierno local adquirió entonces un terreno de unos 200 metros lineales que fueron ampliados poco a poco por las corporaciones posteriores. Aquellas aguas ya eran utilizadas para practicar natación por algunos sarrianos, que posteriormente se alzaron con títulos en varios campeonatos. Con la construcción municipal de la playa, pudieron nadar en un lugar acondicionado. El diseño estuvo a cargo de un estudiante de arquitectura, Antonio González Suárez-Llanos. Se habilitó un acceso al río con una escalera que todavía se conserva a día de hoy y que daba paso a las cristalinas aguas del río. La zona de baño se acompañó además de un edificio con bar y restaurante, vestuarios y servicios, de manera que la playa fuera un espacio con todas las necesidades cubiertas. La expectación de aquella nueva instalación hizo que numerosos sarrianos aportasen cientos de pesetas para su construcción, lo que fue un símbolo de lugar comunitario en el que se convirtió. Durante más de cuarenta años, decenas de familias disfrutaron de un río limpio y un área recreativa donde descansar en el prado, a apenas unos metros del centro del pueblo.
Cierre del bar y presa rota
La población de Sarria fue creciendo y las deficientes instalaciones de depuración del pueblo convirtieron poco a poco al río donde se asienta O Chanto en un reguero en ocasiones estancado. Hace unos 14 años además, se rompió la presa del río, lo que terminó con la zona de baño. La calidad del agua que discurre por el todo concello lucense es pésima desde hace años por las filtraciones de residuos, por lo que dejó de ser apta para el baño. A este problema de saneamiento se le une con frecuencia restos de basura que tardan en limpiarse, lo que provoca quejas constantes de los vecinos. Actualmente, por parte del PP también se reiteró el problema de la mala calidad de los árboles, que en varias ocasiones se rompieron y cayeron en el propio paseo. Por otra parte, el edificio del restaurante, de titularidad municipal, estuvo cerrado durante un tiempo y se convirtió en un punto de botellón para los jóvenes. Posteriormente, y hasta ahora, el bar reabrió pero arrastró los meses de abandono. Por esto, el Concello estudia el derribo de la terraza. Además, desde hace meses está apuntalado, lo que muestra una deslucida imagen de lo que fue un paraíso de verano.