La mayor estupefacción para Jorge López se produjo cuando un peregrino francés, vestido con el kimono tradicional japonés, le reconoció en un albergue. «También me preguntó si era de Sarria y al responderle me dijo que me recordaba de hace un año cuando hizo el Camiño Francés y yo le sellé la credencial. La demostración de que lo que me estaba diciendo era verdad me la dio al enseñarme el documento en el que figuraba el sello de la asociación. Me costó creerlo, pero era cierto».
Jorge López dejó constancia de su paso por la ruta de Shikoku. «En el templo de Kannoji, uno de los más visitados por ser del que se parte para obtener la credencial, colocamos un placa en nombre de Sarria. Lo mismo hicimos en el de Shidoji, que está más o menos a la misma distancia del final que O Cebreiro, en el que pusimos una placa con el mapa del Camiño Francés en nombre de la Mancomunidade do Camiño».