Una tarde de velocidad y vértigo

Lorena García Calvo
lorena g.c. LUGO / LA VOZ

SARRIA

Las carrilanas sorprendieron en Abadín, mientras en Sarria las bicicletas desafiaban alturas, obstáculos y escaleras

14 jul 2019 . Actualizado a las 20:58 h.

Abadín se convirtió este domingo en epicentro del mundo de las carrilanas. La Baixada de A Corda celebraba su mayoría de edad, y el festejo fue por todo lo alto. Con decenas de participantes encuadrados en las distintas categorías (desde madera a skeleton pasando por gravity bike) y haciendo las delicias de un público entregado al que no le importó que se cambiase ligeramente el trazado. El resultado fue espectacular.

 La creatividad y la velocidad definen a las carrilanas, y de ambos hubo en Abadín, donde los pilotos se mostraron dispuestos a rodar de la mano de la inercia hasta la línea de meta, situada tras una curva que ponía en aprietos una y otra vez la pericia de los conductores y a sus vehículos. No es de extrañar que más de uno acabase teniendo un encuentro con los neumáticos que delimitaban el recorrido.

En Abadín se vieron carrilanas muy preparadas, con suspensión y todo, y otras que ponían el acento en la parte creativa. Hubo quien demostró que con un poco de madera, un volante, mucha maña y un par de sillones tapizados se puede emular a Fernando Alonso. En modo enxebre.

Descenso en Sarria

Mientras las carrilanas reinaban en Abadín, en Sarria lo hacían las bicicletas. Pero no unas cualquiera. Cerca de 200 bikers llegados de toda España participaron en la octava edición del Descenso Urbano Vila de Sarria, considerado por muchos el mejor del país, y que el sábado había tenido unos entrenos pasados por agua.

 La espectacularidad definió la octava edición de la cita, donde Marco Veiga -por cuarta vez- se alzó con el título por delante de Manuel Pellón y Daniel Ruiz. Fany Cabarcos se llevó el triunfo en féminas. Los participantes, que se enfrentaban a un trazado de 1,2 kilómetros, hicieron gala de su pericia a los mandos de bicis exigidas al límite.

Bajadas vertiginosas, escaleras interminables, saltos de varios metros, incluso desde casas y sobre camiones, acrobacias... Y a toda velocidad. Numeroso público se apostó a lo largo del recorrido para asombrarse de la destreza de los especialistas. Adrenalina en estado puro.