Enfermos de cáncer infantil peregrinan a Compostela como símbolo de superación

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SARRIA

Xoán A. Soler

En el recorrido que 208 malagueños iniciaron en Sarria participaron 45 niños que todavía están en tratamiento

01 jul 2019 . Actualizado a las 23:05 h.

La praza do Obradoiro se llenó ayer de los cánticos de los más de doscientos malagueños que peregrinaron desde Sarria para cumplir un reto personal, y ser ejemplo de superación con cada paso dado. Algunos padres llevaron en brazos a sus hijos durante kilómetros, y otros empujaron sillas de ruedas y bombas de oxígeno para cumplir el reto. Al grito de «El camino de la vida» entraron en el Obradoiro y estallaron de alegría y emoción. De los 208 que caminaron desde el domingo, destacan sesenta de los 80 niños del pelotón, que son o fueron enfermos de cáncer. De los sesenta, 45 niños siguen en tratamiento.

La idea de la peregrinación partió de la sugerencia del padre de un niño enfermo que comentó su deseo de peregrinar. El presidente de la Asociación de Voluntarios de Oncología Infantil, Juan Carmona, cogió el guante de la propuesta. Unos meses después, y tras tocar muchas puertas, hicieron realidad el sueño. Las familias y los niños enfermos fueron acompañados por personal médico del Hospital Materno Infantil de Málaga. Con ellos caminaron también voluntarios y el cocinero Sergio Garrido, que cocinó para todos.

La ilusión por cumplir el reto fue la gasolina para caminar de modo incansable. «Sabíamos que era complicado, pero los niños tienen una vitalidad a prueba de todo, y muchas veces teníamos que frenarlos», comenta Marta, madre de una niña de 10 años enferma. Ángeles, madre de Ana y Marina, reconoció que «lo peor fue el primer día, porque llovía, pero los niños nos dan una lección cada día». Lucas, un niño de 9 años y que venció al cáncer, se cortó su larga melena al llegar al centro del Obradoiro. Su corte de pelo «es un símbolo para todos. Aquí queda su trenza, y también sus miedos para siempre», explicó sin poder contener las lágrimas su madre, Miriam, que no dejaba de mirar a su hijo con admiración. Junto a Lucas, Nicolás escenificó «el milagro del Camino. Lo empezó en la silla de ruedas, pero se puso en pie durante la ruta», contó entre lágrimas su padre. En el Obradoiro fueron recibidos por el alcalde, que agradeció que escogieran a Santiago para su reto. Los peregrinos cerraron el día con la promesa de volver cada año.