«Ahora solo vivo el día a día sin pensar nunca en el futuro»

Xosé Ramón Penoucos Blanco
X. R. PENOUCOS LUGO / LA VOZ

SARRIA

ROI FERNÁNDEZ

Germán Macía es un guardia civil de Monforte enfermo de ELA

08 oct 2019 . Actualizado a las 17:25 h.

El mes de octubre de 2016 cambió por completo la vida del cabo primero del equipo de atestados del destacamento de Tráfico de Monforte de Lemos de 46 años, Germán Macía cuando después de varios meses le confirmaban que padecía de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular. «Me derrumbé, pero al día siguiente ya volvía a ser yo», dice desde la silla de ruedas en la que está postrado ya que solo puede mover la cabeza y hablar.

- ¿Cuándo comenzó a notar los primeros síntomas de la enfermedad?

-Jugando al fútbol con los veteranos del Sarria FV. Quería esprintar y no podía y me costaba correr, por lo que supe que me pasaba algo.

- ¿Qué le dijeron los médicos desde el principio?

-La primera vez en octubre del 2015 me dijeron que no tenía nada y que no sabían lo que me podía pasar, por lo que me mandaron para casa. En diciembre del 2015 ingresé por urgencias en el HULA y tras varias pruebas, entre ellas una punción lumbar, me volvieron a mandar para casa ya que todos los resultados daban bien. Lo mismo me sucedió cuando visité la Clínica Universitaria de Navarra, hasta que en octubre del 2016 por los síntomas y la evolución que estaba llevando me dijeron que tenía ELA.

- ¿Qué pensó cuando le comunicaron el diagnóstico?

-Me derrumbé, aunque sospechaba que podía tener esa enfermedad por lo que había consultado en Internet. Pero al día siguiente ya volvía ser como soy y recuperé el espíritu alegre que siempre me caracterizó.

- ¿Cómo es su vida desde ese momento?

-Lo llevo muy bien gracias a mi familia y a mis amigos que nunca me dejan solo. Me ayuda muchísimo recibir siempre visitas hasta de amigos que viven en lugares tan alejados como Corcubión. Entre todos me ayudan mucho a soportar esta situación.

-¿Alguna vez piensa en lo que se espera en el futuro?

-Nunca, ahora vivo el día a día sin pensar en el mañana ni en en el tiempo que me puede quedar de vida. Mi gran fuerza proviene de mi hija Alba, que es la que me contagia su alegría.

- ¿Qué es para usted el ELA?

-Es un mal traicionero que se oculta y no deja que lo detecten. Cada vez hay más casos y por eso les digo a las autoridades que pongan los medios necesarios para que se investigue sobre una posible curación o detección precoz. Lo único positivo es que no se trata de una enfermedad dolorosa.

-¿Qué les dice a las personas que padezcan lo mismo que usted?

-Tienen que ser muy fuertes y luchar con todas sus energías. Hoy no existe ninguna cura, pero seguro que dentro de un tiempo la descubrirán.

- ¿Seguía a Pablo Ráez el joven que falleció de leucemia?

-Por supuesto le seguía en Facebook y admiro la entereza con la que llevó su enfermedad. Es un ejemplo a seguir.

- ¿Qué es lo que más echa de menos?

-Sobre todo no poder trabajar ni hacer deporte. Mi gran alegría es despertarme por la mañana y ver que hace sol y que podré salir a la calle, que es lo que más ansío. Si hace frío no puedo salir, ya que si cogiera un catarro en mi estado podría ser fatal.

-¿De dónde saca la fuerza para soportar la situación?

-En la vida siempre soy muy positivo ante cualquier dificultad y de esa manera es como decidí afrontar esta enfermedad traicionera. Decidí enfrentarme al problema asumiéndolo desde el primer momento y lo he conseguido con una relativa facilidad, por lo que estoy tremendamente satisfecho.

Germán Macía en su habitación de la casa de sus padres en Monforte FOTO

Dice que echa mucho de menos el trabajo y seguir jugando al fútbol

El apoyo de la familia y los amigos ha sido vitar para asumir el golpe

Recomienda a otros que padezcan este mal que sean fuertes y positivos

Destaca la fuerza que le da la sonrisa de su hija Alba

Germán Macía es un apasionado de su trabajo como la Guardia Civil y el martes recibirá en Monforte un homenaje de sus compañeros de toda Galicia que se volcaron con él desde el primer momento. Reconoce que siente verdadera pasión por la Benemérita desde que era un niño muy pequeño, gracias en parte a un abuelo que llegó a ser sargento habilitado tras la Guerra Civil, aunque luego trabajó en la Renfe, y a un primo que era militar.

-¿Cómo decidió ser Guardia Civil?

-Fue mi vocación desde los 7 años, cuando iba al cuartel de Rábade con un primo que era militar y me encantaba quedarme a comer con los soldados. Me apasiona el régimen militar y si no fuera Guardia Civil trataría de entrar en el ejército.

-¿Cuál es su mejor recuerdo de sus más de 25 años de servicio?

-Tengo muchos, pero especialmente me acuerdo de mi estancia en O Incio bajo el mando del teniente Gutiérrez cuanto pude hacer trabajos de investigación de paisano, algo que me apasiona.

-¿Esperaba que se volcaran tanto con usted en estos momentos?

-No contaba con una respuesta tan masiva y cariñosa tanto de mi familia y amigos como de compañeros tan queridos como el sargento Lovelle, el alférez Daniel Moro, el teniente Santiso, el teniente Meléndez, el capitán Martínez o el teniente coronel Molano. Su apoyo me da mucho ánimo y fuerzas.

-¿Cómo tiene tantas divisas de sus compañeros?

-Todo empezó cuando el teniente coronel Molano me regaló su galleta ?nombre coloquial por el que conocen las divisas? y ahora el resto de compañeros que me visitan hacen lo mismo. Ya tengo muchas y espero seguir reuniendo más.