Ahora es el momento de que el ayuntamiento presente el proyecto de playa fluvial. Si la Confederación Hidrográfica dio permiso de cortar el Miño para una obra privada como la fábrica de la luz, no tendrá la cara de denegar la construcción de una simple playa fluvial de uso público, que no tiene ni por asomo el impacto ambiental que está generando esta obra privada.
Por tanto, ahora es el momento de que la alcaldesa se dirija a la Confederación y que los colectivos lucenses la apoyen con toda su fuerza, como hicieron por ejemplo los sarrianos hace pocos días, plantándose incluso en Ourense ante la sede de la Hidrográfica para protestar por el plan de encauzamiento.
Es mejor que los lucenses aprovechen el momento para conseguir la playa que paralizar la obra. Antes de que alguna fuerza política o judicial se entrometa para paralizarlo todo y dejar ese horroroso talud en medio del río, quizá durante años, como otra vergüenza más de las que ya tiene la ciudad. El impacto ya está hecho, porque el talud invadió el río. Por tanto, mejor que acaben esa parte en pocas semanas, tal como está previsto; y que en cuanto limpien el canal y coloquen las compuertas, el talud sea retirado y el río quede limpio. Porque en eso de paralizar y politiquear, se sabe como empieza pero no como acaba. Y casi siempre es de manera fatal.