Los ornitólogos calculan que en la provincia hay más de 500 parejas de cigüeñas

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

SARRIA

El último censo, del año 2004, contabilizaba un total de 284 ejemplares y los expertos preveían un descenso

01 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Al principio de los años noventa resultó todo un acontecimiento la llegada a Lugo de una pareja de cigüeñas que anidaron en un carballo de Albeiros. Fue tal la peregrinación de curiosos al lugar que una de las aves acabó muriendo estresada. Actualmente, aún considerándose especies protegidas, los expertos no creen que estén en peligro, entre otras motivos, por la simpatía que despiertan. La población, de hecho, fue aumentando hasta sobrepasar las 500 parejas, en opinión del ornitólogo lucense Óscar Arias, de la de la Asociación Numenius que se encarga de hacer estudios de los ejemplares instalados en Terra Chá.

El censo efectuado en 2004 contabilizaba en la provincia 142 parejas y era la más poblada de Galicia. Actualmente la población se quintuplicó y los ejemplares ya empiezan a ser tan familiares como otras aves que se quedan. El hábitat principal de las zancudas está en las «veigas do Río Miño, en zonas próximas a Sarria e tamén na parte sur», según Óscar Arias. Este experto también recordó que había otro núcleo aposentado en las zona de Neira de Rei.

En estos días, muchos lucenses, residentes en la zona de Fingoi y Magoi, tuvieron la oportunidad de ver los majestuosos vuelos de una pareja de estas aves. El ornitólogo explicó que tenían controlados nidos a las puertas de la ciudad como es el caso de Meilán, Ramil e incluso en las proximidades de As Arieiras.

A pesar del aumento de la población, Lugo está todavía lejos de alcanzar las 7.035 parejas que hay en la provincia de Cáceres, la que más ejemplares tiene de España. Algunos especialistas consideran que muchas aves no vana Marruecos en invierno. Se quedan en algunas zonas de la península con buenas temperaturas.

El grupo Numenios, en su investigación de las cigüeñas de Terra Chá, hizo controles en varios nidos e incluso anilló dos ejemplares para seguir su trayectoria. No tuvieron suerte los ornitólogos que llevaron a cabo este último trabajo porque en un caso falló el chip colocado y en otro murió el polluelo.