«Llegamos de Barcelona y nos encontramos con que habían manipulado a nuestros muertos»

Uxía Carrera Fernández
U. CARRERA SAMOS / LA VOZ

SAMOS

Pilar Vila Toirán y Armado, su hermano, junto a la tumba de la que denuncian la manipulación, la de la izquierda
Pilar Vila Toirán y Armado, su hermano, junto a la tumba de la que denuncian la manipulación, la de la izquierda U.C.

Una familia con raíces en Samos denunció que unos primos cambiaron la tumba de sus antepasados sin consentimiento

15 ago 2022 . Actualizado a las 20:37 h.

La familia Vila Toirán es originaria de San Martiño do Real, una parroquia del concello lucense de Samos. Aunque las últimas generaciones se trasladaron a vivir a Barcelona, varias veces al año regresan a su aldea natal. Pero la vuelta de este verano fue como nunca se la habrían imaginado. «Está siendo muy doloroso». Una tumba familiar usada desde 1948 apareció hace nueve meses totalmente cambiada. Otra parte de la familia «manipuló los restos de cuatro antepasados», cambió la lápida y también la estructura del nicho. «Ni es de su propiedad ni tenían autorización», asegura Pilar Vila Toirán.

Pilar y su hermano, Armando, denunciaron desde Barcelona a los autores por presuntos delitos de daños y de alteración de la sepultura. El caso estuvo siendo investigado por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Sarria, pero en junio la jueza decretó su sobreseimiento temporal. En primer lugar, se tendrá que sentenciar por lo civil de quién es la propiedad de la sepultura. «Ni nosotros ni los autores del hecho tenemos título de propiedad, no existe», aclara Pilar. Sin embargo, la rama de los Vilar Toirán lleva empleando esa sepultura desde 1948. En ella están enterrados los abuelos de Pilar y su hermano, un tío abuelo, y también un vecino que vivió durante toda su vida con ellos en la casa de Samos. Quienes hicieron el cambio son primos segundos, ya que un abuelo de cada uno de ellos eran hermanos.

En la iglesia de San Martiño do Real hay dos tumbas pegadas, una de ellas es donde está enterrada toda la rama familiar de los presuntos autores del cambio y, en la otra, la de los denunciantes. Esta segunda sepultura estaba encabezada por una lápida que rezaba «Familia Vila Toirán». El primer familiar se enterró en 1948 y en 1975, los padres de Pilar y Armando hicieron la tumba de obra, de manera que consta de tres huecos en dos alturas. «Teníamos más nichos, pero mis abuelos quisieron enterrar juntos ahí a varios familiares y así lo respetamos», explica la hija de Pilar. Cada verano, incluso en Semana Santa, la familia residente en Barcelona se traslada hasta Samos para cuidar y poner flores en las tumbas de sus antepasados.

Ejecución de la obra

El primer aviso lo recibieron los días 18 y 19 de diciembre del 2021. Varios vecinos los llamaron para advertirles de que estaban alterando la tumba familiar. Los autores contrataron a un funeraria sarriana, que también ha sido denunciada. En unos días, la tumba de la Familia Vila Toirán, que era gris, apareció con el mismo acabado de mármol negro que la sepultura de la otra rama familiar a la que está pegada. La lápida desapareció y en su lugar se grabó la inscripción de «Casa Cereixo». Los nombres de los tres difuntos ahí enterrados se eliminaron. Tan solo quedó el del tío abuelo de los denunciantes, ya que cuenta con una placa en la pared, la que indica 1948. Los restos de los cuatro difuntos se enterraron bajo tierra, dejando libre la primera altura, según declararon los autores en el juzgado. «No nos lo podíamos creer», recuerda Pilar.

El antes y el después de la tumba familiar de los Vila Toirán, donde había enterradas tres personas
El antes y el después de la tumba familiar de los Vila Toirán, donde había enterradas tres personas

El desconcierto, los nervios, la impotencia y sobre todo el dolor se apoderaron de la familia que, además, se encontraba a miles de kilómetros de distancia. Interpusieron la denuncia en Barcelona y decidieron desplazarse hasta Lugo para averiguar en qué se habían amparado para manipular una sepultura familiar «sin comunicarlo y sin autorización».

Con permiso de Sanidad

A esta familia no solo le duele que «alguien haya sido tan malo como para tocar los antepasados de otros». «Con los vivos se puede jugar, con los difuntos no», sentencia en repetidas ocasiones Pilar. Lo que también les atormenta es que se haya podido realizar esa obra. Una vez que se tramitó la denuncia, la jueza de Sarria llamó a declarar a Armando, Pilar y su hija, a tres de los autores, y a la funeraria. Además, requirió toda la documentación de ambas partes.

Según explica la hija de Pilar, los únicos documentos que aportaron los denunciados fueron los permisos que recibió la funeraria para realizar la obra. «Sanidad autorizó la exhumación de cadáveres sin existir ningún título de propiedad», denuncian. Los autores alegaron en el juzgado que la sepultura les pertenecía porque era herencia de la casa y también que el prior les había dado permiso «de palabra» para cometer la obra. La funeraria, por su parte, alegó que había hecho el trabajo «de buena fe» y que contaba con los permisos sanitarios. Los denunciantes reclaman que la obra debería contar con permisos formales del Obispado y de Patrimonio, y que Sanidad y la funeraria tendrían que certificar la titularidad.

«Según lo que nos pasó a nosotros, entonces se puede profanar y cambiar cualquier tumba», denuncian. Ahora piden que se vuelva a abrir el nicho para constatar que siguen ahí los restos de sus antecesores. «Ellos dijeron que los habían enterrado, pero nosotros no vimos nada, ¿por qué íbamos a creerlos?». Consultaron a la Guardia Civil la apertura de la sepultura, pero les trasladaron que deben tener la autorización de un juez: «¿Nosotros necesitamos una autorización judicial pero ellos pudieron abrirla y cambiarla sin una?». La familia espera que se agilice el proceso civil porque ellos «irán hasta el final» para que tenga consecuencias penales y sus familiares puedan, al fin, descansar.