La maleza y los visitantes incívicos degradan el castro de Formigueiros

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

SAMOS

CARLOS RUEDA

Vecinos de la zona denuncian el deterioro del antiguo asentamiento

28 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El estado de conservación del castro de Formigueiros -en el municipio de Samos- ha motivado las quejas de algunos vecinos de la zona, que lamentan que las construcciones de este antiguo asentamiento estén ahora invadidas por la maleza. El yacimiento también puede estar sufriendo destrozos debido a los visitantes incívicos. Según indica un miembro de la comunidad de montes de Val do Mao -en el vecino municipio de O Incio-, «hay gente que se sube a los muros, que se lleva piedras y que incluso escarba en el suelo para sacar trozos de cerámica y otras piezas». Las huellas de estas actividades, añade, son visibles en varios puntos del castro.

Gonzalo Meijide, arqueólogo de la Dirección Xeral do Patrimonio Cultural que dirigió las excavaciones realizadas en el castro entre los años 2006 y 2009, señala que este departamento tiene establecido un acuerdo con la Consellería de Medio Rural para desbrozar de forma periódica este y otros yacimientos. «Pero estes traballos non se fan durante o verán, porque o persoal está moi ocupado na época dos incendios forestais», explica. No obstante, espera que en un plazo más o menos breve se pueda limpiar de maleza el castro de Fomigueiros, algo que ya se hizo varias veces en los últimos años.

En cuanto a los posibles daños causados por visitantes, el arqueólogo apunta que no detectó ningún deterioro importante la última vez que visitó el castro, hace unos tres meses. Sin embargo, cree que este caso puede darse, ya que el asentamiento se encuentra en un lugar aislado, en la cima de un monte, y no es posible mantener una vigilancia constante sobre el lugar.

Visita de inspección

Meijide apunta también que los técnicos de Patrimonio realizarán próximamente una inspección en el castro y que en el caso de que se detecten indicios serios de destrozos o de expolio se estudiarán medidas para tratar de prevenir posibles actividades destructivas.

Valiosas piezas que por ahora no se pueden ver

Durante las campañas arqueológicas realizadas en la pasada década en Formigueiros se encontraron varias piezas de excepcional interés arqueológico. Se trata de unas losas de pizarra grabadas con figuras de caballos y peces -probablemente salmones- y un diseño laberíntico. En otra piedra aparecieron unos caracteres que Gonzalo Meijide comparó en su momento con los del alfabeto ibérico, aunque por ahora no se sabe si se trata realmente de un tipo de escritura o de motivos decorativos.

Las mencionadas figuras de animales son las primeras -y hasta el momento las únicas- que se han podido encontrar en un yacimiento castreño gallego. Los supuestos signos alfabéticos solo tienen un paralelo en el castro de A Graña, en el municipio coruñés de Toques, donde aparecieron en su momento unos grabados similares. Todas estas piezas, según explica Gonzalo Meijide, están depositadas actualmente en el museo del castro de Viladonga -en el municipio de Castro de Rei-, donde se guardan desde hace tiempo todos los materiales arqueológicos encontrados en los diferentes yacimientos de la provincia. Sin embargo, la falta de espacio no permiten mostrarlas al público.

Posible exposición en Samos

Meijide señala además que hace algún tiempo se barajó la posibilidad de establecer un convenio con el monasterio de Samos a fin de habilitar un espacio en el que exponer las piezas arqueológicas descubiertas en el castro de Formigueiros. Pero a día de hoy todavía no se ha concretado ningún acuerdo en este sentido.

Una zona caracterizada por un gran valor arqueológico

El castro de Formigueiros se encuentra en la sierra de Édramo, en el límite de los municipios de Samos y O Incio, una zona caracterizada por su especial valor arqueológico. El asentamiento está en las cercanías del monte de Santa Mariña -perteneciente a O Incio-, donde se halla una de las mayores necrópolis megalíticas de Galicia. A comienzos de los años noventa, dentro del frustrado proyecto de investigación Val do Sarria-Val do Mao, se planteó la creación de un parque arqueológico que englobas eestos dos yacimientos, pertenecientes a épocas muy diferentes,

En las excavaciones realizadas en el castro se pusieron al descubierto los restos de varias viviendas y una parte de las gruesas murallas del recinto, que alcanzan alturas de 2,5 metros. Según las estimaciones de los arqueólogos, el asentamiento estuvo ocupado entre el siglo III antes de Cristo y el siglo I de la era actual.