El mártir de Pol sufrió en Vietnam 12 años de persecuciones que lo dejaron en los huesos

Fernanda Follana BECERREÁ

POL

CARLOS CASTRO

Las iglesias y casas cristianas eran desmontables y las ocultaban bajo tierra en los registros

28 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Conducidos a un subterráneo, nos metimos en él los dos, y se tapó la entrada, dejándonos en completas tinieblas, y sin suficiente local para sentarnos bien, ni para estar echados, sino en una posición media y muy violenta por consiguiente. El interior del nicho eran unas tablas que filtraban la humedad y nos estaba cayendo el agua a gotas sobre la cabeza y lo restante del cuerpo; mas no era eso lo más sensible, sino la falta de aire respirable, que consumido en gran parte el oxígeno, producía en nosotros bastante sofocación»: el propio José María Díaz Sanjurjo, en una carta dirigida a Juan Carrera, párroco de Ferreiros (Pol), relata cómo él y su compañero dominico Hilario Alcázar, se esconden en un nicho bajo tierra para escapar de los mandarines que vienen a detenerlos; en este zulo inmundo pasan todo el día y por la noche, ayudados por cristianos vietnamitas, consiguen vencer el cerco de los guardias y huyen por los arrozales.

Este episodio tremendo sucedió el 26 de diciembre de 1847. Díaz Sanjurjo llevaba algo más de dos años en el país y se encontraba al frente del colegio misionero de Luc-Tuy, que había sido dispersado en otras dos ocasiones, por lo que los dominicos españoles se vieron obligados a abandonarlo definitivamente. Durante los 12 años en que Díaz Sanjurjo estuvo en Vietnam, las persecuciones fueron frecuentes y las iglesias y casas cristianas eran desmontables de forma que las estructuras y los enseres podían enterrarse y convertirse fácilmente en huerto o arrozal.

La presión sobre los cristianos en Vietnam se hizo especialmente intensa a partir de marzo de 1855 con la publicación de un decreto que condenaba a muerte no sólo a los misioneros europeos, sino también a los catequistas y misioneros vietnamitas, y a los alcaldes que ocultasen europeos.

 Detención y decapitación

Esta última oleada de persecuciones causará en 1857 la detención y posterior decapitación de Díaz Sanjurjo, quien tal vez por proteger a los religiosos vietnamitas que estaban con él, rehusó escapar: «El modo extraño en que el sr. Díaz Sanjurjo se dejó prender», refiere el padre Rivas, compañero dominico, por quien sabemos también que el misionero de Pol se encontraba en aquellos momentos próximos al martirio en un estado físico muy desmejorado: «El celo de la obra de Dios, la oración y la penitencia, le habían extremado de tal suerte, que sin enfermedad alguna no contaba el siervo de Dios en sus últimos días sino de los huesos, de los nervios salientes y de la piel».

La diócesis de Bui-Chú multiplicó por ocho los católicos

José María Díaz Sanjurjo predicó el cristianismo durante 12 años en la región del Tonkín Central, norte del actual Vietnam, en torno al curso bajo del río Song-Cá o río Rojo, en una zona de arrozales que sufría de igual forma sequías e inundaciones.

Además de la misión española o Vicariato Oriental, en la región era más importante en número la presencia de los dominicos franceses, que tenían encomendado el Vicariato Occidental. Díaz Sanjurjo comenzó dirigiendo un colegio misionero en Luc-Tuy, trasladado a Cao-Xá por culpa de las persecuciones.En 1849 el Papa Pío IX crea un nuevo vicariato en Tonkín, el Vicariato Central, y Díaz Sanjurjo es nombrado coadjutor del vicario Domingo Martí.

Los vicariatos equivaldrían a las diócesis en zonas misioneras y el puesto de coadjutor conllevó para Díaz Sanjurjo la categoría de Obispo de Platea (una ciudad desaparecida de la Antigua Grecia). A la muerte de Domingo Martí en agosto de 1852, Díaz Sanjurjo lo sustituye al frente del vicariato y traslada su residencia de Cao-Xá a Bui-Chú.

Redactaba informes anuales

Como vicario apostólico, Díaz Sanjurjo redactó cuatro o cinco informes anuales conocidos como relaciones sobre el estado de la misión. En el primero, de 1852, el misionero de Pol refirió 150.000 cristianos y «cuatro millones de infieles» en el Vicariato Central; es decir, un 3,75% de la población era cristiana.

No pueden compararse en bruto los datos de la actual Diócesis de Bui-Chu con los del entonces Vicariato Central, pues el territorio no es el mismo, pero en términos relativos, el porcentaje de cristianos se ha multiplicado por ocho.

La diócesis tiene hoy en día algo menos de dos millones de habitantes, de los que 386.000 son católicos, un 27% (datos Wikipedia). En 1924 el Vicariato Apostólico Central cambió el nombre por Vicariato Apostólico de Bui-Chu, y en 1960 es elevado a categoría de diócesis por Juan XXIII, como el resto de vicariatos de Vietnam