Destrozan la placa de una iglesia de Pol que recordaba cinco muertos durante la Guerra Civil

La Voz LUGO / LA VOZ

POL

El párroco de Suegos denunció ante la Guardia Civil el ataque realizado en la noche del sábado al domingo pasados

15 jun 2016 . Actualizado a las 01:25 h.

 

La guerra de los símbolos parece que sigue abierta y hay quien no respeta ni las placas colocadas en las iglesias con los nombres de los soldados muertos del bando franquista o rebelde. En la parroquia de Suegos, del municipio de Pol, personas desconocidas acudieron a la iglesia parroquial provistos de escaleras o de otros artilugios que les permitiese subir a una altura de unos cuatro metros para arrancar y destrozar una placa de mármol en honor a cinco soldados del bando franquista de esa parroquia, muertos en la Guerra Civil.

Los hechos ocurrieron en la noche del sábado al domingo pasado, tal como denunció el cura párroco, ya que pudo constatar que algunos vecinos vieron que la placa permanecía en su sitio el sábado, y sin embargo el domingo por la mañana ya estaba en el suelo hecha añicos y de forma tan concienzuda que cualquier intento de recomponerla era imposible. Después de arrancarla, literalmente la trituraron con un martillo o maza, y ni las letras se podían recomponer ni entender.

Tras la denuncia presentada por el párroco, acudió la Guardia Civil, que comprobó que la habían arrancado introduciendo una palanqueta por una de las esquinas e hizo el correspondiente atestado para abrir una investigación. Hasta podría tratarse de un intento de robarla íntegra despegándola de la pared, que se frustró al romper la plancha de mármol por el efecto del pinzamiento. Aunque si fuese así -obra por ejemplo de un coleccionista de este tipo de símbolos- no tendría sentido que después la hiciese añicos. Por ello, la teoría más compartida es que alguien fue directamente a Suegos con el propósito de destruirla.

La teoría del destrozo cobra fuerza sobre todo porque la Guardia Civil observó que antes de romper la placa, el malhechor nocturno trató de arrancar de la fachada de la iglesia otra de las placas, pero tras meter la palanqueta y romperle una esquina desistió de su empeño, quizá al comprobar que no era la pieza correcta. La fachada de la iglesia tenía tres placas: la destrozada, otra sobre los sacerdotes que construyeron la iglesia en el año 38, y otra más en recuerdo de un joven de 19 años que murió durante las obras. Inicialmente el autor de los hechos parece que se equivocó y trató de despegar esta última mediante el método de pinzamiento, según demuestran las muescas que quedaron en la pieza de mármol.

La altura a que se encuentran las placas en la fachada de la iglesia, unos cuatro metros sobre el suelo, demuestra que los agresores iban provistos de escaleras y habían preparado la operación.

El nieto de uno de los soldados que aparecía en la placa denunciará

Todas las placas de este tipo estaban hechas con un modelo único. En la parte superior la frase «Caídos por Dios y por España» y más abajo, el símbolo de la Falange, (el yugo y las flechas) seguido de la palabra «Presentes» entre admiraciones, y luego José Antonio Primo de Rivera, como fundador del partido Falange Española, encabezando el listado de los nombres homenajeados, que normalmente eran soldados muertos en el bando franquista.

En este caso los cinco fallecidos son miembros de esta parroquia de Pol y uno de ellos es Román Rois Otero. Nacido en 1918, hijo de Antonio y de Encarnación, formó Parte de la Orquestra do Basilio de Rois en su juventud. Con el servicio militar cumplido, y casado con Asunción Varela, con la que esperaba un hijo, fue movilizado a finales de agosto de 1936. Le destinan a artillería para luchar en los frentes de Asturias, Aragón y Levante. Combatió en Pandolls y Mora de Ebro y le ascienden a cabo por su actitud en el combate. Ya en Levante -en Castellón- le ordenan embarcar en el barco Castillo de Olite para ir a socorrer a los sitiados en Cartagena. Pero la defensa del ejército leal cañoneó a este buque, el mejor de la flota rebelde, y Román fue uno de los que no pudieron salvarse tras el naufragio, muriendo ahogado o acribillado.

Su nieto, también de nombre Román, residente en Lugo y que tiene menos de 50 años, aseguró al sacerdote de Suegos que tenía intención de presentar denuncia por que le pareció ofensivo que alguien destrozase la placa en memoria de su abuelo.

En el pueblo no concedieron demasiada importancia al hecho, aunque algunos vecinos también manifestaron estar molestos porque los cinco muertos en la guerra tienen su familia en Suegos.