Unas elecciones como las del pasado domingo desmontan cualquier teoría que identifique un alto índice de participación con zonas urbanas o con municipios que cuenten el número de habitantes con bastantes miles. Así, ayuntamientos que están por debajo de los 5.000 habitantes tuvieron índices de participación superiores al 80%: por ejemplo, en Begonte, un 81,94%; en Friol, un 85,74%. En esos dos municipios la corporación está formada por 11 concejales.
En municipios que ya están por debajo de los 2.000 habitantes se observó esa misma tendencia: la participación de Pol fue del 82,29%; la de Ribeira de Piquín, del 88,85%; la de Meira, del 85,49%; la de Riotorto, del 88,64%; la de Muras, del 88,61%. Un caso singular fue Triacastela, con solo el 8,79% de abstención. Ese ejercicio del derecho al voto contrasta con los índice de otros municipios, pues en Lugo acudió a las urnas un 60,87%, y en Vilalba, un 68,90%.
Lo que tampoco puede deducirse es que el alto índice de participación ayude al gobierno o a la oposición de manera automática. El PP conserva la holgada mayoría absoluta en Friol y en Begonte, igual que el PSOE en Pol. La pierde, por el contrario, en Ribeira de Piquín y en Meira en favor del PSOE, y en Muras solo empata con el BNG; en cambio, se la arrebata en Riotorto al bipartito Bloque-PSOE.