Un vecino de Pol identificado por supuesto intento de estafa a las monjas de clausura de Mondoñedo

i. e. MONDOÑEDO / LA VOZ

POL

La actitud del interlocutor le pareció sospechosa a la madre superiora que avisó a la Guardia Civil

03 mar 2015 . Actualizado a las 21:28 h.

La madre superiora de las concepcionistas de Mondoñedo estaba en Burela sacándose el psicotécnico la primera vez que en el convento atendieron la llamada de un señor, haciéndose llamar Don Jesús, que preguntaba por ella. Más tarde volvía a llamar el sujeto presentándose ante la religiosa como «un gran empresario» que poseía un chalé cerca del convento y que necesitaba hablar con ella. La hermana, imaginándose que quizás quería hacer algún donativo le atiende y le da las gracias, quedando con ella su interlocutor en hablar el lunes o el martes siguiente (23 o 24 de febrero) entre la una y media y dos de la tarde.

Llega el día y el sujeto no aparece, pero vuelve a llamar el martes por la tarde, momento que aprovecha la superiora para preguntarle nombre y apellidos y lugar de residencia. Le contesta que no se lo puede decir por teléfono, solo le aclara que es de Lugo y que tiene un chalé a cinco o diez minutos de allí. Al sujeto le molesta la curiosidad de la monja: «Me hace muchas preguntas», le dice, a lo que ella responde, que lo hace así porque debe de dar cuenta al obispado. Entonces le responde que no le hable de eso y en un momento dado le indica que hacía unos días estuviera hablando con el presidente del Gobierno. Le cuenta también a la superiora que está con su esposa «que tiene una costilla floja» y que a ver su puede acudir al convento al día siguiente, pero «para hablar con usted cara a cara, no en el torno». Cuando la religiosa empieza a poner objeciones a la petición el individuo sugiere que «puede ir usted acompañada por la vicaria».

Una actitud sospechosa

La actitud del interlocutor le parece sospechosa a la madre superiora y opta por avisar a la Guardia Civil, a la que le explica lo ocurrido. Los guardias que se acercan al convento comprueban que en el teléfono, de los antiguos, no queda registro de las llamadas y avisan a las religiosas de que si el sujeto se acerca les alerten de su presencia.

Efectivamente, el 25 se presenta en el convento. «Por la cámara de vigilancia se percatan de que se trata de un señor «bien vestido, impecable, con abrigo azul marino largo, canoso y de aspecto agradable». Se mueve con soltura, toca el timbre y se va directo al torno, no se despista como otra gente que acude por primera vez y mira a un lado y a otro. Una hermana le avisa de que la superiora tardará unos diez minutos en atenderle. Es el tiempo que emplean en llamar a la Guardia Civil. El primero en acudir es un policía local, cuentan, que entra como al despiste y le pide la documentación al sospechoso. Comprueba que no se llama Jesús, sino José Antonio M. R. y que nació en 1946 en Pol, aunque reside en Toledo. Según la superiora, luego le explicaron que era un individuo con numerosos antecedentes de estafa.