Paja de O Cebreiro para «teitar» en Pontevedra y Portugal

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

PEDRAFITA DO CEBREIRO

Teitar un hórreo exige unos 1.000 «mollos» como este.
Teitar un hórreo exige unos 1.000 «mollos» como este. carlos castro< / span>

Los vecinos alquilaron 24 hectáreas de monte a una empresa que las cultiva

11 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las veinticuatro hectáreas de monte raso, pertenecientes a la comunidad de vecinos de Acibro, en Pedrafita do Cebreiro, han sufrido una transformación en los últimos doce años. Las xestas y los toxos, que eran pasto de las llamas con frecuencia, han dado paso a una superficie labrada, libre de piedras, en la que siembran centeno para «teitar» pallozas, en virtud de un convenio con los propietarios del monte, firmado en su día por Pablo Núñez. La idea de poner en marcha esta iniciativa es de su padre, José María Núñez, jubilado desde hace unos meses, que define el proyecto como agricultura romántica. Asegura que más que más que obtener beneficios, la actividad le genera gastos.

Núñez, que sembró en septiembre cuatro hectáreas de cereal, que ya está germinado, vende la paja y el grano. La de centeno la demandan los teitadores. Alguna ya la utilizaron en las pallozas de O Cebreiro. También ha enviado colmos (atados de paja, sin grano, que es capaz de abrazar un hombre) a Santa Tegra, en A Guarda, en Pontevedra para el tejado de dos pallozas.

Según relata José María Núñez, también parte de la producción se ha ido a Portugal, para su uso en la conservación de patrimonio etnográfico. Quien se la compró se desplazó personalmente a O Cebreiro a buscarla. Envió una partida a Pontevedra. La adquirió un constructor para dedicarla a usos ornamentales. También le vendió 100 colmos al Concello de Guntín, que los usará para cubrir una zona de las instalaciones de la piscina.

Según Núñez, cuando tienen que restaurar el tejado del hórreo, que fue en tiempos sala de exposiciones y que ahora está reconvertido en tienda de ultramarinos, necesitan la producción de dos años de centeno y no puede atender las peticiones externas. La paja cumple su función como techumbre entre 12 y 15 años, después es necesario renovar porque acaba pudriendo. Para renovar totalmente el hórreo necesita aproximadamente 1.000 colmos.

Los mil colmos son aproximadamente la cantidad de paja que cosechará en 2016 si es un buen año y las inclemencias del tiempo u otras incidencias no reducen la cosecha.

Cosecha con Bertolini

Núñez, que no quiere entrar a valorar si la paja de centeno del monte de O Cebreiro es mejor que la de Astorga, que es la que se suele utilizar en Galicia, dado que no hay suficiente de la autóctona, zanja una posible polémica al definir la que él mismo produce como «espartana». «Esta palla -señaló- pasa todo o ano debaixo da neve e o frío e está curtida».

El procedimiento que sigue la familia Núñez para cosechar el cereal es el ancestral de rotación de cultivos. Primero preparan la tierra y retiran las piedras -llevan sacadas toneladas- después alternan las semillas.

El pan, como llaman al centeno en esa zona, lo cosechan de forma prácticamente manual. Sigue usando las famosas segadoras Bertolini, a las que adaptan unos artilugios para poder juntar las espigas para formar los «mollos», que, hasta este año, ataban a mano. En la última siega incorporaron una atadora.

José María Núñez prepara él mismo los colmos, golpeando la paja contra una superficie para extraer el grano. Asegura que tiene que quedar completamente limpio porque, de lo contrario, los ratones irían a comerlo y destrozarían la paja, que quedaría inservible. Utiliza, según asegura, la misma técnica que aprendió en O Cebreiro y que era la que se usaba tradicionalmente. Se la está tratando de enseñar a otras personas, para que no se pierda.

Núñez asegura que dedica 8 horas al día para trillar manualmente las espigas. En una jornada prepara 15 colmos.

La familia no dispone de maquinaria propia para realizar las labores que exigen las 24 hectáreas de terreno. Contrata trabajos con empresas forestales y con autónomos de la zona, según apuntó José María Núñez.

El grano para cerdos y gallinas

El grano se lo vende a los vecinos. El de centeno se lo compran para criar cerdos y el trigo para alimentar a las gallinas. En una cosecha normal suelen sacar 1.500 kilos de trigo y 8.000 de centeno.

crónica agricultura de montaña

«Esta palla é espartana. Pasa todo o ano debaixo da neve e o frío e está moi curtida»

José María Núñez