La Xunta confirmó al alcalde de Palas que esta semana acabarán el centro de interpretación
06 sep 2016 . Actualizado a las 23:00 h.La apertura al público del Castillo de Pambre, en Palas de Rei, es «inminente», según confirmó el alcalde palense, Pablo Taboada.
La afirmación del regidor se basa en la entrevista que mantuvo recientemente con técnicos de la Xunta y en la que le confirmaron que pasado mañana comenzarán los trabajos para dotar de contenido el centro de interpretación que estará situado en las dependencias de la antigua casa en la que residían los dueños de la fortaleza.
El centro de interpretación contará esencialmente con piezas y paneles explicativos relacionados con la comarca de A Ulloa. Las previsiones son que estos trabajos estén finalizados en unos cuatro días.
Lo único que quedará por hacer una vez que concluya la colocación de las distintas piezas en el centro de interpretación será realizar una limpieza general para que el monumento esté perfecto el día que vuelva a reabrirse al público.
La fecha más probable con la que trabajan desde la administración autonómica para abrir al público es la del lunes 19 de septiembre. Las autoridades locales tenían la esperanza de poder abrir las instalaciones antes de las fiestas locales que se celebrarán desde el 14 al 17 del presente mes, pero finalmente tendrán que esperar un par de días para ver cumplida una de sus grandes aspiraciones.
El Castillo de Pambre está cerrado por obras desde hace más de dos años, tiempo que emplearon los responsables en llevar a cabo una restauración en la que lo más relevante es que han conseguido hacer accesibles todos los rincones del monumento respetando fielmente la antigua estructura.
Uno de los pocos cambios es el de la ubicación del gigantesco hórreo. Antiguamente esta construcción se veía desde el exterior y restaba protagonismo a la fortaleza, ahora la colocaron en un lugar en el que no se puede ver desde fuera y por lo tanto no resta protagonismo a ninguna de las torres.
El último propietario privado del castillo fue Manuel Taboada, que lo dejó en testamento a los misioneros Hermanos de los Pobres de Vigo, quienes llegaron a un acuerdo de venta con la Xunta de Galicia. Es la primera vez que la fortaleza pasa a ser de propiedad pública.