En Cervantes hay 95 personas que responden al nombre de Manuel, para un censo de 761 varones. Pero por el pueblo no resulta tan fácil encontrarlos. En realidad resulta difícil encontrar a alguien, se llame como se llame. Ahora bien, delante del concello, Gloria nos cuenta desde el balcón cómo se ha pasado la vida rodeada de Manueles: «Mi marido y mi hijo se llaman así. Y mi suegro también. Y el padre de mi suegro, también». Cuatro generaciones , de las que ya solo dos siguen vivas: «Mi hijo nació el 26 de diciembre, el día de San Esteban. Yo le propuse a mi marido llamarle Esteban pero, claro, no fue posible». El asunto, cuenta Gloria, no acababa ahí. Su cuñada se llamaba Manuela y era un verdadero lío cuando se juntaban todos: «A mi marido le llamo Manolo; a mi suegro, como estaba algo sordo, no tenía que llamarle, le tocaba. Y a mi hijo, tuvimos que llamarle Manu».
—¿No tuvo más hijos?
—Una. Pero ya me encargué de que no le pusieran Manuela.
A Manuel, marido de Gloria, convaleciente aún de un ictus, le preguntamos: «Si tuviera un nieto, ¿le gustaría que se llamara Manuel?». Y el hombre, que se está recuperando de un ictus, responde raudo: «Hombre, claro».