Una empresa de mujeres que recuperó la androlla y cuidó de sus gemelos

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ
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La dueña y las tres empleadas de Embutidos Suarna, pionera en Navia en hacer ese producto, llevan 18 años conciliando. Menos una, todas son madres de gemelos

03 mar 2019 . Actualizado a las 05:09 h.

Navia de Suarna celebra hoy la Festa da Androlla. El viernes, el país entero celebrará el Día de la Mujer Trabajadora. Y hay una empresa de Navia de Suarna, en la montaña de Os Ancares, que vincula ambos eventos. Es Embutidos Suarna, una fábrica calificada como taller artesanal en la que, además de procesar una tonelada de carne de cerdo a la semana para realizar su producto estrella, la androlla, trabajan cuatro mujeres que han roto el techo de cristal con el que se encuentran todavía muchas féminas del rural. Porque ellas -Carmen Sánchez Iravedra (la propietaria), Delfina Alonso, Oliva Guerra y Laura López- elaboran y atan a mano los embutidos (androllas, botelos, chorizos, cecina, cachola, lomo, lengua embuchada, lacón...), y Carmen va de feria en feria para presentar un producto que cada vez tiene más demanda fuera de la comunidad. Además, han desafiado a las estadísticas que hablan de natalidad en el rural. Porque, casualidad o no, tres de ellas son madres de gemelos.

La historia de la empresa es también el relato de una relación tejida entre ellas con el esfuerzo por sacar adelante un proyecto y la confianza creada a lo largo de los años. Juntas fueron capaces de criar a sus hijos, ahora ya mayores. «Dos llevan conmigo desde que empezamos. Nunca hemos tenido problema para organizarnos. Cuando alguna tenía que cuidar a alguien en casa o tenía que hacer alguna gestión, iba. Al día siguiente echaba unas horas más. Además, cuando eran las fiestas en el colegio, cerrábamos e íbamos todas a ver la actuación», recuerda Carmen.

No hay duda de que ellas son la prueba de que la conciliación no es una utopía, es una realidad incluso en un ayuntamiento rural en el que las opciones públicas son mucho menores de las que pueden encontrarse en una ciudad donde la población infantil es mucho mayor. Porque en Embutidos Suarna, una empresa creada hace dieciocho años, son ahora todo mujeres. Además, como explica la propietaria, Carmen, «ha recuperado un producto tradicional y pone a Navia en el mapa porque son cada vez más los que se interesan por probar este producto». Para ella, eso resulta importante porque también es una forma de contribuir al mantenimiento del rural, atraer gente y crear un tipo de empleo que permita la flexibilidad suficiente como para poder conciliar. «Cuando voy a las ferias me preguntan por Navia y hago también el papel de guía turístico, les enseño cómo llegar, qué pueden ver... Luego los encuentro en Navia y me dicen: ‘¡ves como hemos venido’!», cuenta.

Embutidos Suarna fue además una empresa pionera en la recuperación de la androlla, que nació de la mano del supermercado que Carmen y su marido Hortensio Díaz Robledo regentaban en la plaza principal del pueblo, un establecimiento que mantiene abierto, pese a que cada vez la fábrica tiene mayor actividad. Con la entrada del nuevo milenio, el concello quería recuperar la elaboración de este producto. Y ellos se animaron. Empezaron poco a poco y, como una bola de nieve, la aventura fue creciendo. El fallecimiento de su marido dejó a Carmen al frente del timón de una empresa en la que está totalmente volcada. «Un 30 % de la producción la mandamos a Barcelona. Tiene cierta lógica porque en torno a un 90 % de las personas que emigraron fuera de Navia lo hicieron para asentarse en la capital catalana», explica Carmen.

 Producto de todo el año

Ahora están presentes en dos grandes superficies. Su intención es que cada vez más paladares de todas partes descubran el sabor de un producto totalmente sano y tradicional. La androlla está hecha únicamente con costilla, un poco de cuero de cerdo sin grasa, adobadas con sal, pimentón, ajo y nada más. Por eso, aunque muchos asocien la androlla al cocido y al Carnaval, esta emprendedora quiere convertirla en un producto mucho más versátil. «Lo que buscamos es la desestacionalización porque este es un producto que puede tomarse solo, como un entrante», explica. De hecho, puede probarse con una patata y verdura, no hace falta más.