Estas vacas viven a cuerpo de rey

S. ACOSTA / A. PARADA

MONTERROSO

OSCAR CELA

CUIDADAS CON MUCHO MIMO Alimentación ecológica, pastos naturales, descanso a cielo abierto, manicura y música clásica son algunos de los cuidados que sus dueños dan a estos animales. Son las niñas de sus ojos y no lo disimulan

04 feb 2019 . Actualizado a las 07:36 h.

Ser una vaca y vivir a cuerpo de rey no es incompatible. Fuera estrés y arriba los pastos y la música. Así de contentas viven estas 45 rumiantes en Granxa Maruxa, en Monterroso, que se levantan y se acuestan con música clásica todos los días, salen a pastar a diario y en su alimentación no hay rastro de herbicidas. Todo ecológico. Además, en primavera y en verano pueden incluso dormir a cielo abierto en el campo. Así da gusto vivir.

«En esa época, se les deja la puerta de las cuadras abierta por la noche para que puedan entrar y salir cuando quieran. Algunas duermen fuera y otras en las cuadras. En invierno permanecen más tiempo ya en la cuadra», comenta Marta Álvarez, la dueña de la granja. La finalidad de que escuchen música clásica no es otra que la de que se relajen: «Las vacas tienen el sentido del oído muy desarrollado y se les nota que se relajan. Una vaca para que sea feliz tiene que estar muy relajada y aburrida. Cualquier cambio les provoca estrés. Y luego son muy cotillas, si se hace cualquier trabajo fuera de lo normal ya van a ver qué está pasando», comenta esta granjera que tiene un establo multirracial con frisonas, pardas alpinas, rojas suecas y felckvieh: «Antes le poníamos a Mozart pero llegó un momento que ya todos nos conocíamos las obras completas y ahora ponemos Radio Clásica que hay mucha más variedad», comenta esta emprendedora que se define a sí misma como una «empresaria de la leche», nunca mejor dicho porque se atreve con todo. Precisamente, de la leche de sus vacas también se obtienen cosméticos naturales de la marca Muuhulloa como leche corporal y crema facial. Además, participa en la cooperativa As vacas da Ulloa para comercializar otros productos lácteos ecológicos, además de leche.

MARCOS MÍGUEZ

Carmen Fernández tampoco escatima en mimos con sus gallinas. Dedica una hora al día para ellas: «Media hora pola mañá e media pola tarde despois de traballar», y una tarde a la semana para limpiar escrupulosamente el gallinero, «desinfectalo e revisar se hai algún rato». Carmen se afana en el cuidado de sus más de 35 ejemplares de distintas razas que suele presentar en varios concursos de belleza. Les echa aceite de almendras en el pico, la cresta, la barba y las patas para hidratarlas. También algunas necesitan una limpieza más profunda: «Non todas precisan bañarse porque o chan está limpo, pero si as que teñen as plumas brancas. E despois hai que secalas co secador. Se están molladas, collen frío e pódense acatarrar», comenta la dueña de la peluquería Oasis, en Abegondo, con amplia experiencia en peinar todo tipo de plumajes: «Agora chámanme a perruqueira de galiñas», bromea. Pero Carmen no es la única en Galicia que mima con esmero las crestas de su gallinero. Manolo y Pilar Portas, de Meis, ya han ganado 17 premios el año pasado y también se afanan en cuidar el look de sus aves con cuidado hasta el punto de que no escatiman esfuerzos en hacerles hasta la manicura. Todo con tal de que sean las más guapas del corral.

ROSIÑA, EN RIBEIRA

Rosiña, la jabalina domesticada de 120 kilos que vive con una familia ribeirense desde hace 12 años, también se ha convertido en el perfecto ejemplo del mimo a un animal. Alimentada a biberón desde que apenas tenía un par de meses, fue criada dentro de la vivienda familiar hasta que creció demasiado y se mudó a su cortello particular.

MARCOS CREO

Esta cerda salvaje realiza su paseo a diario, en el que además de comer las raíces y hierbas que encuentra en el trayecto, disfruta también de su propio menú con todos los alimentos que componen su dieta. Y no le hace ascos a que su dueño le rasque la barriga y le haga cosquillas. Es más, al cochino le encanta.