El día del fallecimiento, la mujer salió de la habitación en la que la habían dejado; fue al comedor que, según los reclamantes, estaba abierto y tomó las galletas. «Si en una guardería queda un niño sin vigilancia y coge un paquete de galletas, se puede atragantar, y si se muere, ¿la responsabilidad es del niño?», se preguntó la hermana de la fallecida.