Ideas para disfrutar con niños de una jornada divertida y didáctica a media hora de Lugo

Laura López LUGO / LA VOZ

MEIRA

Desde explorar el nacimiento del Miño en Meira y correr por el entorno de la Lagoa de Fonmiñá, hasta adentrarse en el pasado castrexo en Viladonga

14 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El patrimonio y el paisaje de la provincia ofrecen buenas alternativas para disfrutar este verano de una jornada didáctica y divertida al aire libre con los más pequeños de la casa. Una de esas posibles rutas alternativas incluye explorar el nacimiento del Miño, en Meira, en un antiguo glaciar, y adentrarse en el pasado castrexo a través de un recorrido por el Castro de Viladonga. Y todo a media hora de la ciudad.

La aventura puede comenzar en el Pedregal de Irimia, a tres kilómetros de Meira y a 38 de la capital de la provincia. Llegar es sencillo: hay que tomar la N-640 (carretera de Vegadeo) hasta Meira y allí la LU-P-3003 pasando por la Praza do Concello.

El Pedregal de Irimia es un lugar de leyendas y vistas insólitas. Entre enormes piedras -en su mayoría, cuarcitas-, que proceden de una morrena periglaciar (de entre 10.000 y 20.000 años) formada por los procesos de congelación y deshielo, discurre ladera abajo la infancia del río gallego por excelencia: el Miño. Tras 700 metros de descenso de esos primeros manantiales, se puede ver el riachuelo, junto al que hay habilitada un área recreativa. Esto permite, no solo descubrir este singular enclave natural, sino disfrutar de un entorno en el que los niños podrán correr, recuperar fuerzas a la sombra, escuchar el discurrir de las aguas cristalinas entre las piedras o descubrir las leyendas de la hechicera Irimia o de los hombres convertidos en piedras.

Muy vinculada a los orígenes del Miño es también la siguiente parada: la laguna de Fonmiñá (A Pastoriza), en pleno corazón de la Reserva da Biosfera Terras do Miño. En este caso, partiendo de Lugo, también por la N-640, habría que desviarse tras 28 kilómetros, antes de llegar a Meira, por la LU-120 en dirección A Pastoriza y Vilalba. Desde el Pedregal de Irimia llevaría apenas diez minutos, volviendo a la N-640.

Según explican desde la Diputación, aunque su topónimo lo señala también como origen del Miño, «la laguna es producto de procesos kársticos e hidrotermales que han propiciado el afloramiento a la superficie de una gran balsa de agua que se encuentra bajo el valle de Meira». El entorno cuenta con una amplia zona verde, sombras, mesas para comer, esculturas, pasarelas de madera y senderos para pasear a orillas de la laguna, que ofrece un paisaje espectacular. Una experiencia ideal para toda la familia.

La historia desde un castro

La última parada para completar la jornada, ya de vuelta a Lugo, sería Viladonga (Castro de Rei). Volviendo a la ciudad por la N-640, unos 20 kilómetros antes de llegar a Lugo (km 70), hay que desviarse por la LU-P-1102 hasta llegar al Castro de Viladonga, declarado Ben de Interese Cultural. El yacimiento cuenta con acceso libre todos los días del año, y permitirá a los más pequeños adentrarse en el mundo de los castros y la vida del rural en la etapa galaico-romana (especialmente, entre los siglos II y V). Pasear al aire libre entre las murallas y fosos que componen este verdadero modelo formal de castro característico del noroeste despertará la curiosidad de los niños y disparará su imaginación.

La ruta puede completarse con una visita al museo, que aporta, de una manera amena y nada densa para los más pequeños, información sobre los trabajos arqueológicos, piezas encontradas en el yacimiento, maquetas y datos para interpretar el papel del castro en la historia.