El lobo se combate con estacas, mallas y pastores eléctricos

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

MEIRA

CEDIDA

Los cierres perimetrales de fincas cada vez se demandan más

15 nov 2020 . Actualizado a las 19:01 h.

Los cierres eléctricos con estacas y mallas parecen una forma eficaz y cada vez más demandada para protegerse de los ataques del lobo en particular y para proteger el ganado en general. En diversas comarcas de Galicia se usa el sistema, que Laureano Parada conoce bien: se dedica a ello prácticamente desde que acabó los estudios en la Escola Politécnica Superior de Lugo y trabaja tanto para particulares, comunidades de montes y organismos públicos.

Las estacas que coloca son de madera. Parada explica que por lo general trabaja con las de madera de pino, a la que se le quita la humedad y se le aplican productos químicos que le hacen durar más, aunque algunos clientes eligen las de castaño, que tiene el inconveniente de escasear a veces. Cada una mide 1,80 o dos metros de alto, y su diámetro oscila entre 7,5 y 10 centímetros. Las estacas se colocan con el martillo picador de una excavadora, poniendo una profundidad de 70 o de 80 centímetros en cada una.

El cierre se completa con mallas y con pastores eléctricos. Las que instala con más frecuencia llevan malla hasta una altura de 1,20 metros además de sendos hilos electrificados que se colocan por arriba y por abajo para que el ganado no se acerque al cierre y se elimine el riesgo de que pueda saltar por encima. Si en la finca hay vacas, el hilo inferior se instala a unos 70 centímetros sobre el suelo; si hay ovejas o cabras, a unos 40 o 50.

Por la parte inferior de fuera del cierre se coloca otro hilo electrificado, con lo que el lobo ya no escarba. Por otro lado, a una altura aproximada de 1,45 metros se instalan otros tres para impedir que salte por encima y entre en la finca. La corriente se conecta a la red eléctrica general cuando es posible; si no hay esa opción, se colocan baterías o placas solares. Si en una finca se colocan solo estacas y malla ganadera, la distancia entre cada tronco suele ser de tres o de cuatro metros; si se instala además pastor eléctrico, oscila entre cinco y ocho metros.

Además, en las fincas, a diferente distancia según la forma, se colocan unos apoyos parecidos a las porterías de algunos deportes: son dos estacas, separadas 1,80 o dos metros, más otra por encima; en diagonal entre un poste y otro, se ponen alambres. La función de esas porterías es tensar la malla que rodea la finca. Si el terreno es rectangular, se pone una cada 200 metros aproximadamente; si es cuadrado, una cada 80 o 100. Parada explica que en ayuntamientos como Meira y A Pastoriza, así como en A Mariña y en la provincia de Ourense, el sistema se ha revelado útil.