La convivencia con el lobo sí es posible

maría m. guntín / X.M.P. LUGO / LA VOZ

MEIRA

ALBERTO LÓPEZ

Los profesionales apuestan por los mastines y cierres adecuados a la problemática

15 oct 2018 . Actualizado a las 22:37 h.

Los ataques de los lobos siguen en el punto de mira en toda la provincia lucense. Para poder controlar la situación es importante apostar por la prevención y la planificación de los terrenos en los que está el ganado. La población del lobo en Galicia es una cuarta parte de la nacional con unas 90 manadas, lo que se traduce en una cifra que oscila entre los 600 y los 800 lobos, según el Voluntariado Nacional para el Censo del Lobo Ibérico.

«Como ganaderos debemos asumir que en Galicia hay lobos» explica Joan Alibés, presidente de la Sociedade Galega de Pastos e Forraxes y propietario de una explotación extensiva en Meira. Beealia es el nombre de la asesoría que preside con su mujer, ambos ingenieros agrónomos. Su primera recomendación son las medidas preventivas, que incluyen mastines, cierres fijos o móviles y la combinación de los animales con las barreras.

La polémica de las batidas

Que las batidas no deben ser sistemáticas pero sí puntuales es otra de las hipótesis que defiende el ingeniero, que justifica que las cacerías se hagan «cuando una manada de lobos tiene un punto de mira en una o varias explotaciones», aunque también admite que esta situación no es la más habitual. Estar a favor de las batidas controladas y justificadas implica estar de acuerdo con el Plan de Xestión do Lobo de Galicia si existen informes y datos que avalen la situación que genera la presencia del lobo. «Se culpa a los lobos cuando no es su culpa y es el plan el que se aplica mal», cuenta.

En los últimos años los profesionales también alertan de los cambios en el comportamiento de los mamíferos, que han pasado a «una metodología más potente». Aun así, los datos que ponen número a los ejemplares de lobos no son exactos porque es difícil hacer un cálculo. También es muy complicado establecer jerarquías, sexo o edades de los ejemplares en el caso de las batidas, algo que sería adecuado para no desestabilizar a las manadas.

La mejor opción: los mastines

Alibés apuesta por los mastines como la primera opción a la hora de afrontar la problemática que hay en torno a la convivencia del lobo y del ganado. Para esto, lo más adecuado es implantarlo «en una explotación con un mínimo ganado porque con tres ovejas no compensa comprar un mastín», explica el profesional. Varios profesionales se han visto obligados a crear la Asociación para la Conservación del Mastín Español Tradicional (Acmet) porque los canes para proteger el ganado no se corresponden con los mastines españoles certificados ni tienen las características adecuadas para el trabajo. Para educar a los canes, la clave está en «que sean hijos de padres trabajadores» y en incorporarlos al rebaño a los dos o tres meses para que se sientan de la familia.

Para criar mastines destinados al cudiado del ganado es necesario darse de alta en el Registro Gallego de Núcleos Zoológicos (Reganuz), independientemente del número de ejemplares. Sin embargo, los profesionales se quejan de la lentitud del proceso y de la excesiva documentación que requiere. «Da más trabajo que hacer el trámite para abrir una explotación», explica uno de los ganaderos, que lleva desde junio esperando la aprobación. Asimismo, el registro implica una serie de requisitos. Acmet exige la eliminación de las trabas y propone integrar a los mastines como animales de explotación. A la hora de hablar de ataques, Alibés también recuerda que es necesario conocer el número de animales que tenía la explotación y el tipo de cierre; y es que no todos son efectivos ni adecuados para frenar los ataques y lo que aconsejan expertos como los de Beealia es que estén electrificados y tengan, al menos, un metro y medio de alto.