Manuel Álvarez organiza una exposición de arte en Lugo: «Tengo 90 años, pero no me quedo en la añoranza, me falta mucho por aprender»
LUGO CIUDAD

El escritor, periodista y crítico de arte comisaría una muestra de pop modernista y expresionista de Elena Pendás, en la residencia de mayores Bouco
19 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Lucidez y sabiduría son dos de las características que emanan de la conversación con Manuel Álvarez Prieto (Buenos Aires, 1934), un polifacético experto en arte, periodismo, historia y sociología, que se siente tan gallego como porteño. «Soy galleguista y argentino a partes iguales», afirma este crítico de arte afincado en Lugo, que a sus 90 años comisaría una exposición de la artista Elena Pendás. La inauguración será este viernes, día 21, a las 18.00 horas, en el salón de actos de la residencia de mayores Bouco (antigua Orpea), de Lugo, y está abierta al público.
Se trata de una exposición de obras pop modernistas y expresionistas de Elena Pendás, una pintora natural de Ribadesella, pero afincada en Lugo y profesora en la Escola de Arte e Superior de Deseño Ramón Falcón. La muestra se encuentra con todas las reglas clásicas del pop de siempre, y el de los colores vivos e intensos, planos, de líneas marcadas, de provocación, con humor y fácil comunicación, a modo de «romance» entre el pop y la «Belle Époque». Elena y Manuel realizaron una gira expositiva por toda la cornisa cantábrica, de Galicia a Euskadi, donde tuvo una gran acogida, sobre todo en el Gran Hotel María Cristina de San Sebastián. Elena retorna ahora a Lugo con esta exposición, de la mano de Manuel.
Escritor, periodista, crítico de arte, estudioso de la historia y la sociología del arte, jurado internacional de la Primera Trienal Latina de 1992... El currículo del heterogéneo y prolífico Álvarez Prieto no tiene fin y, a la vista de su inquietud intelectual, su entusiasmo y su dinamismo, seguirá creciendo. Y ello a pesar de que sus frases suenan a opiniones, nunca a dogmas de fe: «A veces me dicen que hablo en castellano, pero que pienso como gallego, porque yo no afirmo, solo opino, y hace tiempo que comprendí que la dualidad entre buenos y malos no existe».
En España lleva ya 45 años, aunque augura que aquí pasará más de la mitad de su vida: «Nací en Buenos Aires y crucé el Atlántico el día que cumplí 45 años, pero como no tengo la intención de morir aún, pasaré más tiempo en España que en Argentina», explica con humor.
—¿Cómo surgió la idea de esta exposición?
—A Elena Pendás la descubrí en el 2006, cuando presentaba un tipo de pintura pop muy agradable. Pero di con uno de sus cuadros, que me parecía expresionista, muy agresivo y pasional. Y de ahí elaboró en pocos meses una serie de cuadros más atrevidos con los que propone una actualización de la mujer del siglo XXI, con plena independencia, en oposición a la de los años 50 y 60 que presentaban más objetual y dócil grandes del pop como Roy Lichtenstein y Tom Wesselmann. Le propuse entonces trabajar sobre el modernismo austríaco y, combinando ambas facetas, surgió lo que llegué a calificar como pop modernista, que también tiene expresionismo.
—¿Por qué eligió la residencia de mayores para exponer?
—Porque es donde vivo ahora. Yo tengo un problema de columna y opté por vivir en esta residencia, que me gustó y me pareció la más idónea para mí, ya que no se corresponde con la residencia clásica que uno imagina a priori. Además, la directora me dio libertad y me acordé de Elena para hacer la exposición.
—¿Uno nunca se jubila del arte?
—No, para nada. Y eso es lo que intento transmitirle también a Elena, que vuelva a la creación activa, yo no me conformo con que se retire. Y esa es también la opinión de reconocidos exalumnos suyos, como Diego As. Su capacidad y experiencia pueden dar otro giro al pop art del siglo XXI, además de tener el valor añadido de estar realizado por una mujer, ya que son muy pocas las que han hecho pop.
—¿Tener 90 años supone un obstáculo o una ventaja a la hora de comisariar una exposición?
—Claramente una ventaja. Tengo 90 años, pero no me quedo en la añoranza, me falta mucho por aprender. Estoy aprendiendo todos los días, y no lo digo como una frase, es algo verídico. Además, no vivo de recuerdos, conservo cierta contemporaneidad con el mundo. También me percato de que mis reflexiones son mucho más profundas ahora que las que hacía hace veinte años. Soy capaz de conversar con jóvenes, porque somos contemporáneos, pero además manejo una gran información previa por mi edad y mi formación.
—¿Cuántas exposiciones ha comisariado a lo largo de su vida?
—Es difícil de calcular, porque he participado en muchos proyectos y toda mi experiencia laboral está ligada al mundo de la cultura. Yo cursé estudios en la Escuela de Periodismo de Argentina, entre 1952 y 1954, pero en 1955 tuve que hacer la mili obligatoria. Después descubrí al crítico de arte Jorge Romero Brest y empecé a formarme en este campo. Arnold Hauser (Historia social de la literatura y el arte) y Ernst Gombrich fueron claves en mi formación, además de Michel Foucault, uno de los grandes pensadores del siglo XX.