Investigadores del campus de Lugo estudián como usar el purín de modo más racional

LUGO CIUDAD
Prueban dos sistemas diferenciados para conocer en tiempo real el contenido del abono que se emplea en las fincas
23 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Saber qué contenido exacto tiene el purín que se extiende sobre una finca permite averiguar si se cubren las necesidades de ciertos nutrientes que tiene el terreno; por tanto, se llega a conseguir un uso más racional, que también genera consecuencias favorables para el medio ambiente: Javier Bueno, profesor del Departamento de Enxeñaría Agroforestal de la Universidade de Santiago (USC) y docente en la Escola Politécnica Superior del campus de Lugo, recordó ayer que el purín que no es absorbido, queda en el terreno y puede ser arrastrado y acabar en ríos si hay intensas lluvias.
Lograr un uso más eficaz y racional del purín con una distribución sostenible es el contenido de dos grupos de trabajo en los que el campus de Lugo está presente con variadas entidades del sector privado. Uno se llama PurinPreciso; el otro, Agrolab-Biogal. El contenido de las investigaciones, de importancia para la ganadería de vacuno en general y para el sector lácteo se expuso en la feria Cimag-GandAgro, que del 20 al 22 de este mes se celebró en el recinto de Semana Verde en Silleda.
El trabajo, iniciado el año pasado, consiste en comprobar el contenido del purín con dos sistemas diferentes. El proyecto PurinPreciso se basa en el empleo de un conductímetro, que se apoya en la colocación de sensores en distintos puntos de la conducción por la que pasa antes de ser expulsado hacia una finca. El proyecto Agrolab-Biogal requiere la utilización de una lámpara, que se alimenta con la batería del tractor y que analiza el contenido del purín cuando pasa bajo la luz.
Reducir costes
Este segundo sistema, como explicó Javier Bueno, es más preciso que el anterior. Se apoya en el empleo de un medidor que puede costar, dice, en torno a los 30.000 euros, aunque también se espera que la investigación en marcha sirva para rebajar el coste y se comercialicen modelos con un coste mucho menor. El investigador sostiene que aunque se pierda un poco en precisión frente a los modelos actuales, se conseguirá, a cambio, que resulte más asequible para su uso por los dueños de explotaciones.
Más barato, en cambio, es un conductímetro, que se puede conseguir, dijo Bueno, por menos de 2.000 euros. En cualquier caso, lo que se espera es que dentro de dos años, cuando termine la investigación, los ganaderos dispongan de un sistema que les permita decidir un modelo u otro: «Cada un elixirá en función do que queira facer», reconoció el profesor del Campus Terra.
El hecho de que los dos proyectos se vayan a exponer en un certamen como GandAgro refleja precisamente, como recalcó Bueno, la intención de presentarlos a los potenciales usuarios. De todos modos, explicó que ya ahora, con los trabajos de análisis aún lejos del final, es fácil suponer el avance que se conseguirá con las investigaciones.
Consumo exacto
En primer lugar, un ganadero sabrá qué contenido exacto tiene el purín que emplea en el abonado de sus fincas. En segundo lugar, sabiendo eso puede realizar un gasto más racional en abono: por ejemplo, el purín tiene un alto contenido en nitrógeno, por lo que un ganadero, sabiendo ese detalle, puede comprar menos fertilizante.
Por otro lado, a los avances que se pueden conseguir sobre conocimiento del contenido del purín se le añade el cumplimiento de una exigencia que recordó Bueno ayer: las explotaciones deben contar con un cuaderno de campo para anotar, entre otros detalles, el purín que usan para abonar. En la investigación que está desarrollándose participan también sendas explotaciones de vacuno de leche de Vilalba y de Xermade.