Marta Paz, educadora social: «Vienen padres con niñas que tienen 100 productos en la cesta de Shein»
LUGO CIUDAD
La edad adecuada para tener un móvil, el acceso a la pornografía y la adicción al juego son las preocupaciones más repetidas en su centro de intervención familiar de Lugo
12 nov 2024 . Actualizado a las 10:29 h.¿A qué edad le debo comprar un móvil a mi hijo? Esa es la pregunta estrella en la consulta de Marta Paz Peña, educadora social y fundadora de EducandoNós, centro especializado en la intervención familiar. «Cuanto más tarde le demos un móvil a un niño, mejor. Cada vez hay una corriente más grande de gente que está posponiendo su uso, así que ya no es que en una clase todos los niños tengan móvil con 12 años», explica la profesional que cuenta con más de 15 años de experiencia en el programa de Intervención Familiar del Concello de Lugo.
—Según el INE, un 72,1% de niños de 12 años cuentan ya con teléfono móvil. ¿Es demasiado pronto?
—A nivel profesional es demasiado pronto. Hay padres y madres que me dicen que el niño lo necesita porque va solo al instituto o tienen coger el transporte público. Pero no hay que darles un es smartphone, les puedes dar un móvil como los que teníamos antes para recibir mensajes y llamar. Darles un smartphone es darles una herramienta que si no vamos a educarlos en cómo usarla tiene un riesgo muy alto.
—¿Entonces cuál es la edad recomendable?
—Se está hablando mucho de los 16. Yo siempre explico que no es una cuestión de edad, porque los 16 años de un niño no son los 16 de otro. Hay que valorar el tipo de dispositivo, la madurez de tu hijo y la disposición que tenemos nosotros para acompañarlos en un uso responsable.
—Una imagen habitual es ver cómo calman la rabieta de un niño con una pantalla.
—Veo que mientras los llevan en el carrito les van poniendo imágenes en el teléfono, cosa que no tiene ningún sentido porque un bebé con ver los árboles se entretiene igual. El problema es que cuando los intentamos calmar con un móvil estamos plantando ya una semilla. Aprenden a regularse emocionalmente con el móvil, a comer delante de él o a estar entretenidos porque tengo unos dibujos, y va a repercutir en su desarrollo de forma negativa.
—El sistema educativo está cada vez más digitalizado. Sin embargo, se prohíbe el uso del móvil en el aula. ¿No resulta una contradicción?
—Tenemos que encontrar el equilibro, no podemos ir hacia que todo sea digital, por muchas razones, pero una de la que se habla poco desde mi punto de vista es que estamos creando una brecha digital de discriminación en determinados alumnos que igual no tienen wifi en su casa. Y luego tienen que seguir sabiendo escribir, leyendo en papel y manipulando con las manos, pero es verdad que la tecnología nos ayuda y tampoco es un enemigo.
—Muchos optan por retrasar el darle un teléfono a sus hijos, pero tienen que enfrentarse al argumento de 'es que mis amigos lo tienen y yo no'. ¿Cómo se gestiona?
—Son los propios padres los que te dicen que va a ser su hijo el único sin móvil y que se quedará fuera de los planes. Si se lo has explicado, hay que ver en qué momento puede estar preparado. Yo trabajo con muchos chicos y chicas que no tienen móvil y que los de su clase sí y no pasa nada, ni se quedan fuera de los planes ni es una manera de apartarlos. A veces somos más nosotros los que nos ponemos en en lo peor.
—¿Cómo se tienen que acompañar a los niños en su vida digital?
—Lo primero que les digo a los padres es que deben dar ejemplo y ver el uso que hacen ellos mismos del móvil porque es excesivo. No podemos poner unos horarios y límites y que estés con el móvil todo el día. Y después recomiendo un control parental para que vean los contenidos que consumen. A medida que van aprendiendo, pues vamos quitando controles. En un móvil están absolutamente todas las adicciones al alcance de una mano, así que es fundamental acompañar.
—¿Cuáles son las que más preocupan?
—Preocupa mucho el acceso a la pornografía y la adicción al juego. En casos como el Fortnite compras cosas para mejorar en el juego, por lo que muchos acaban pidiendo dinero a sus padres. Otros me dicen es que la niña tiene 100 productos en la cesta del Shein. El smartphone es una bomba para que el niño acabe siendo adicto a las compras. No te hace falta ir a Zara o a una casa de apuestas, lo haces todo desde casa y con el móvil en la mano.
—¿A qué signos deberíamos estar alerta?
—A los cambios de comportamiento, de carácter o de hábitos. De repente nuestro hijo, que era una persona sociable, se empieza a encerrar en casa y no quiere salir, o era muy deportista y ahora no. También los cambios en la alimentación, que dejen de comer o coman a deshoras, nos pueden dar pistas. Por ejemplo, aumentaron muchísimo los TCA porque también son terribles estas imágenes perfectas que vemos por redes.
—Nos encontramos frente a una generación digital cuya manera de relacionarse ha cambiado y no siempre entendemos.
—Para los que no nacimos en ella es difícil y el desconocimiento nos hace juzgar. Yo entiendo que los chicos de ahora están en el parque viendo vídeos en vez de estar hablando, es su manera de relacionarse, no es ni mejor ni peor, sino diferente. O inician relaciones sentimentales a través de Instagram. Pueden hacer un uso excesivo o consumir contenidos que no son adecuados para su edad, porque también falta regulación. Pero no siempre es así y no todo ese cambio que se hizo es perjudicial.