De Lugo a Bruselas para trabajar en el sector turístico: «En España los salarios son muy bajos, aquí te pagan lo que mereces»

Lucía Blanco
Lucía Blanco LUGO / LA VOZ

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La lucense Merian Méndez, en Amberes (Bélgica).
La lucense Merian Méndez, en Amberes (Bélgica). CEDIDA

Merian Méndez, que es graduada en Historia, gestiona con 24 años excursiones y tours desde la capital belga hasta donde se desplazó al terminar el máster

03 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiene 24 años y lleva poco más de cuatro meses trabajando en Bruselas. La historia de Merian Méndez puede parecerse a la de cientos de jóvenes que deciden emigrar en busca de mejores oportunidades laborales, aunque en su mente siempre estuvo la idea de vivir en el extranjero y la ocasión se le presentó antes de lo esperado. «Hice el máster de Dirección y Planificación de Turismo por la Universidad de Oviedo, estuve un mes de prácticas, les gusté y mi jefe me ofreció venirme y lo tuve claro. Venirme encima respaldada por una empresa española pues no es algo que te pase todos los días», cuenta.

Esta graduada en Historia, a pesar de que se lo planteó, decidió alejarse de la rama docente que siguieron la mayoría de sus compañeros. «No quería ponerme a estudiar unas oposiciones, quise ver que más salidas tiene mi carrera porque parece que o trabajas en una biblioteca o eres profesora». Ahora en su día a día se dedica a preparar excursiones y tours. «Me encargo de contratar a los guías o de hablar con los conductores, es decir, gestionar todo lo que se necesita para que una excursión salga bien guiándonos siempre por el sector y las temporadas», dice en un mes en el que el volumen de trabajo aumenta con la vista puesta en el puente de diciembre.

Su trabajo actual es su primer empleo, así se siente tremendamente agradecida por la confianza, sobre todo en un mundo profesional que a veces pone el listón demasiado alto a los universitarios. «Gran parte de la plantilla tenemos la misma edad y me sorprende porque estás acostumbrada a que te pidan mucha experiencia laboral pero nadie te da la oportunidad, encadenas prácticas tras prácticas». En cuanto a las dificultades, el hecho de tener que hacerlo todo sola, desde registrarse en la seguridad social hasta gestionar la mutua médica, además en otro idioma, fue el principal reto. 

«Tuve que buscar piso en temporada alta y fue complicado por los precios, porque o están muy altos o tienes que compartir con 9 personas. Y después están las estafas, que llegas y ves que el piso y no es lo que esperabas», comenta. La morriña sigue ahí, pero más allá de lo que supone estar alejada de los suyos, reconoce que echa de menos, sobre todo, la comida. «Como en España no se come en ningún sitio», comenta entre risas.

Mudarse al extranjero le sirvió precisamente para valorar todo lo que dejó atrás, pero también para reforzar su idea de que continuar desarrollando su carrera profesional en el extranjero. «Me he dado cuenta de que en España se vive muy bien, pero el principal problema para los jóvenes es que los salarios son muy bajos. Las empresas de aquí pagan lo que te mereces por tu trabajo, más las dietas o el transporte. Es muy distinto, así que entiendo que muchos se planteen irse».

Ocio y nivel de vida

Opina que existe una mano de obra «muy buena y cualificada», pero que no siempre se valora. «La gente quiere comprarse una casa y formar su familia. En Bruselas aquí he conocido a chicos y chicas de mi edad que viven solos en una ciudad como esta, que tiene el nivel de vida alto, y pueden porque su economía se lo permite. Y al final lo que buscas».  Aunque no es oro todo lo que reluce. «Hay mucha vida social, pero sí que creo que los estudiantes no se pueden permitir salir tanto como en Galicia, además de que las distancias son muy grandes y te gastas mucho en transporte. El nivel de vida es alto, pero se cobra también más». 

De momento, no sabe cuál será su próximo destino, aunque tiene claro que la vuelta a Galicia será por periodos breves de tiempo. «Bruselas es súper internacional, yo no me defiendo mucho en francés y todo el mundo habla inglés, incluso la gente mayor. Me ha gustado pero no lo suficiente para vivir para siempre aquí». Al margen de su andadura profesional, esta estancia temporal le está sirviendo para enriquecerse también a nivel personal. «Estuve estudiando en Santiago y luego me fui a Asturias, pero ahora es cuándo sé lo qué es vivir fuera de verdad. Siempre he sido una persona muy independiente, pero no es lo mismo ser independiente en tu país que en el extranjero», concluye.