
El tribunal considera probado que, entre el 2018 y el 2021, cuando la niña se encontraba en el domicilio de su padre de visita, este le realizó tocamientos de forma reiterada
01 jul 2024 . Actualizado a las 17:46 h.Un vecino de la localidad lucense de Vilalba ha sido condenado a cinco años de prisión por abusar sexualmente de forma reiterada de una de sus hijas, menor de edad. El tribunal de la Audiencia Provincial de Lugo da por probado que el padre realizó tocamientos a la niña en varias ocasiones, aprovechando que esta iba de visita a su domicilio estando él ya separado de su madre.
Además, le ha impuesto la prohibición, durante seis años, de aproximarse a menos de 500 metros de la víctima y de comunicarse con ella, así como ocho años de libertad vigilada, a ejecutar al finalizar el cumplimiento de la pena privativa de libertad, y a la inhabilitación, durante nueve años, para cualquier profesión y oficio, sea o no retribuido, que conlleve contacto regular y directo con menores de edad. Asimismo, lo ha condenado a indemnizar a su hija con 6.000 euros por los daños morales que le causó. La Fiscalía pedía 6 años de cárcel, pero los jueces la han rebajado ligeramente.
En su sentencia, la Audiencia asegura que el hombre abusó de la niña durante gran parte de su infancia, desde que tenía nueve años hasta que ya había cumplido los doce. El tribunal considera probado que, desde un día indeterminado del 2018 y hasta octubre del 2021, cuando la pequeña se encontraba junto a su hermana en el domicilio de su padre para cumplir el régimen de visitas que se había establecido tras su separación, el procesado le realizó tocamientos de forma reiterada.
Los magistrados subrayan que el testimonio de la madre de la víctima en el juicio constituye «una corroboración clara, un sustento absoluto del testimonio de la niña». Así, destacan que «no hay más que ver la grabación de su declaración ante la jueza de instrucción para darse cuenta de que estaba absolutamente desbordada por la situación y culpabilizándose por lo ocurrido, por no haberse dado cuenta antes de lo que le había venido sucediendo a su hija, y dando absoluto crédito a lo que esta le contara». En el juicio, según consta en la sentencia, la mujer «ratificó esa conclusión».
El juicio
En la vista, el acusado defendió su inocencia. En su turno de palabra, declaró que veía a las dos hijas que tenía en común con su exmujer «un día a la semana, por la tarde». Reconoció haber tenido «problemas» con la pequeña que lo denunció por los supuestos abusos, pero por temas de casa.
«Sí discutíamos, es cierto. Era una relación complicada. Ella no hacía caso y estaba en una edad difícil, de adolescente. No me hacía caso y parecía que solamente se interesaba por mí cuando era para comprarle o darle algo», aseguró el acusado.
Sin embargo, negó frontalmente cualquier tipo de abuso. «Jamás la toqué. No hay absolutamente nada de eso. Tampoco le dije nunca que viniese a mi cuarto ni me metía yo en el suyo para nada», alegó.
El fallo no es firme, pues contra él cabe presentar recurso.