La médica de Lugo que lleva 35 años en pleitos por una negligencia: «A mi hijo le pincharon la cabeza en la amniocentesis, y puedo demostrarlo»

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

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Lina Álvarez con sus hijos Xiquito y Linita y sus perros
Lina Álvarez con sus hijos Xiquito y Linita y sus perros OSCAR CELA

Este martes se ha celebrado el juicio en Madrid: «Solo puedo seguir la senda de la verdad, esto me ha costado la vida, he vivido con el sueldo embargado y tengo tres hijos», explica Lina Álvarez

21 nov 2023 . Actualizado a las 16:54 h.

La médica Lina Álvarez ya ha cumplido 70 años, pero sigue trabajando en un centro de salud de Lugo. Tras décadas con el sueldo embargado por las deudas judiciales y sola con la crianza de sus hijos, este martes ha llegado al juicio por el que lleva 35 años esperando por una supuesta negligencia médica. Su batalla empezó cuando estaba embarazada de Exiquio, su primogénito. Cuando le hicieron la amniocentesis, temía que hubiesen pinchado el cerebro del feto durante la prueba, una punción abdominal para extraer líquido amniótico y descartar algunas enfermedades.

Cuando el niño nació se confirmó el temor: tenía parálisis cerebral, una discapacidad del 85 %. Ahora ha cumplido 34 años y necesita cuidados permanentes. Hace 30 años denunció al ginecólogo que hizo la punción, pero la justicia no le dio la razón. Entonces, llevó ante el juez a la clínica Ruber de Madrid por «ocultar planos de una resonancia que corroboraba esa negligencia» y que ella misma había pagado en su afán por perseguir la verdad. Tras muchos años de pelea, Lina ha conseguido todas las secuencias de la resonancia, que, asegura, muestran una arteria seccionada en el cerebro de Xiquito, como le llama cariñosamente.

A la espera de jubilarse

«Tengo una reducción de jornada, pero no quiero dejar mi empleo sin saber lo que ocurrirá en el juicio porque mis hijos dependen de mí, y mi trabajo es el sostén de la familia», dice Lina, que viajó hace días a Madrid para reunirse con sus abogados y preparar la sesión. La vista se celebra en el Juzgado 50 de Primera Instancia de Madrid. «Con la indemnización podré plantearme jubilarme, pero antes no», asegura.

La médica lucense se ha dejado por el camino más de medio millón de euros en todo el proceso judicial. Ahora espera que el juzgado le dé la razón y recibir una indemnización que le permita «hacer justicia y criar con dignidad a mis hijos». Asegura que con sueldos embargados y mucha carga emocional, Xiquito pudo haber tenido otros cuidados, en centros especializados. El joven necesita atención constante, sufre impotencia, tiene crisis, vómitos... «Con dinero, todo habría sido más fácil», explica.

Una carrera infinita

Los juicios contra la Ruber, que no quiso dar su versión a este periódico, llevan años demorándose. Los motivos son variopintos, tal y como recoge Lina en sus numerosos archivadores llenos de papeles que son un resumen infinito del calvario que ha pasado durante estos años. El coronavirus, paros en la justicia, la vacante de una funcionaria, anulaciones, testigos que no recogen las citaciones, abogados que desaparecen, pruebas desaparecidas...

El caso de Xiquito llegó a prescribir, pero una queja ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) hizo que se reabriese. A pesar de las contradicciones, Lina siempre tuvo claro el camino que le habían marcado. Acampó en los juzgados de Lugo, pero también en los de Madrid y a pesar del rechazo que sufrió por su propio gremio, siempre supo levantarse.

«Quiero que muchos niños, especialmente el mío, conozca la verdad de su existencia. Yo no conozco otro camino que este que me ha sido marcado, y pase lo que pase en este juicio voy a seguir luchando», dice convencida.

Por el momento, Lina Álvarez, que fue madre de Linita, su hija pequeña, a los 62 años, se apoya en ella, en Xiquito y en su hijo mediano, Samuel. Su maternidad la empoderó, pero también sufrió larga y tortuosamente para sacar adelante a su familia. «Llegué a trabajar en varios sitios a la vez porque tenía el sueldo del Sergas embargado. Fueron años de dolor y sufrimiento, pero ni me he dado por vencida ni voy a desistir ahora», concluye.