El antes y el después del Garañón de Lugo: así se ha modificado el paisaje

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Durante 14 años la memoria visual de los lucenses ha estado asociada a un mamotreto junto a la centenario Parque Rosalía de Castro y ahora por fin se ven liberado del edificio

03 sep 2023 . Actualizado a las 20:17 h.

El arquitecto lucense Santiago Catalán, que trabajó en los años 90 en la ordenación de las cuestas del Parque Rosalía de Castro, escribió un artículo en el 2011, cuando las torres del Garañón ya tenían aspecto de que iban a quedarse para tiempo largo (al final estuvieron 14 años levantadas), en el que señalaba el enorme impacto visual y emocional que causaban su presencia. Hablaba Catalán, doce años antes de ser derribadas, de que el Garañón era una «omnipresente pesadilla urbana que se percibe desde todos los lugares y a todas horas», además de hacer referencia al escaso gusto estético y arquitectónico del edificio.

Las obras de construcción de las torres del Garañón comenzaron en el 2007 con los trabajos de adecuación de la parcela, y ya en el 2009 estaban levantadas las dos grandes moles de cemento y ladrillo. Luego de una primera sentencia de ese año que obligaba a parar provisionalmente las obras por su impacto en edificios protegidos, como el sanatorio García Portela o las Termas romanas, en el 2010 ya hubo una definitiva que obligó a su paralización total.

Imposible no verlo

De esta forma, hasta que el pasado 31 de agosto la excavadora acabó con el último piso de la torre principal (quedan por derribar los cimientos), los lucenses han tenido en su memoria visual durante 14 años un mamotreto de bien visible desde gran parte de la ciudad. El impacto paisajístico se hizo presente en la vida diaria de los lucenses. Más allá de su enorme presencia en las cuestas del Parque y para los vecinos de la Rúa García Portela, todos los lucenses que viven en la zona sur de la ciudad han tenido que sioportar cada día la vista de las torres del Garañón. Solo necesitaba levantar la vista los usuarios del Club Fluvial, del Paseo del Miño o del Balneario, los más de 20.000 conductores diarios de media que circulan por la N-6 o por la carretera vieja de Santiago, los conductores de la Ronda do Carme y República Argentina o los peatones del Parque Marcos Cela.

Un paseo por estos lugares ayer era distinto al de hace tres meses, cuando comenzó la gran excavadora a picar en el edificio. Aunque aún quedan huellas, cimentaciones, tierra sin explanar y falta la zona verde, la mejora estética ya es evidente desde cualquier punto de vista.

El arquitecto Santiago Catalán mostraba ayer en las redes sociales la alegría y el sentir de los lucenses: «Hoy es un día MUY FELIZ para todos los lucenses y una jornada de reflexión para todos los que permitieron que se construyera esta atrocidad urbanística... tanto los que concedieron la edificabilidad como los que la concretaron en este monstruoso volumen. QUE NO VUELVA A SUCEDER !!».