Quizás los intestinos de la Plaza Viana do Castelo de que hablaba el otro día no están tan infectos como yo creía, sino todo lo contrario; un vecino amable me lo puso claro: hay que estar más informado, señor mío; y naturalmente tiene razón. Mis disculpas por el error. Del estado deplorable de la pista que une Ombreiro con Aspai, sin embargo, sí que estoy al tanto, de hecho piso regularmente su irregular trazado curvilíneo cada domingo. Tomarla es todo un reto, sí señor, su firme es algo así como una tira de la luna en miniatura y recorrer un solo km. por ella una auténtica aventura.
¿Y qué se te perdió, muchacho, por esos lares?, se dirán, ¿es que eres acaso masoquista, penitente de clerecía, practicas el trial…? Pues verán, asuntos de programa, que diría mi secretaria…, si tuviera. Los domingos me reúno a mediodía a comer con la familia y, como bien ustedes saben, la familia y la comida son sagrados. Esto pilla en pagos de Seivane de Parada, a escasos 10 kms de Lugo, donde un tramo de esa pista se embrutece y el foráneo al que le pilla de pasada pensará que ha habido algún seísmo o, si el GPS falla, estar viajando por Burundi o Senegal. Sí, aquello está muy mal. Por lo que a mí concierne, opino que urge darle solución al tema ante un más que probable traumatismo personal, que algún chichón ya me ha salido. Si tuviera algún amigo en la Diputación le pediría que montara una autovía, pero como no lo tengo, con un sencillo riego asfáltico me llega. Lanzo, no obstante, este SOS desde mi ventana, y si acaso no me oyeran, que un mal rayo los confunda si un mal día sale el diablo y me succiona por un cráter de ese infame carril de cabras.