El inminente derribo del Garañón en Lugo pondrá fin a una pesadilla urbanística que causó una tormenta judicial

LUGO CIUDAD

El inicio de las obras será el último capítulo de un rompecabezas legal que truncó carreras políticas y que les costará medio millón a los contribuyentes
22 abr 2023 . Actualizado a las 18:36 h.Las dos torres del Garañón tienen sus horas contadas. Trece años después de que el juzgado ordenase paralizar la construcción del complejo, el derribo de una de las figuras más controvertidas de la ciudad es cuestión de días. El Concello y la empresa encargada de la obra ya cuentan con todos los permisos y la demolición podría empezar próximamente.
El camino para llegar a la situación actual ha sido largo y complejo. Incluso la orden de derribo lleva años pareciendo inminente. Era el año 2017 cuando, por primera vez, el Ayuntamiento asumió que debía demoler el mamotreto, una labor que se ha retrasado hasta el 2023, justo antes del fin de la legislatura.
El final del Garañón es también el final de una pesadilla para el consistorio lucense. Lo que nació como una controvertida obra a nivel urbanístico terminó convirtiéndose en una tormenta judicial, que se llevó por delante a varias de las figuras políticas más importantes de la ciudad y que contribuyó a fomentar esa fama de capital de la corrupción que acompañó a Lugo durante años. Más de una década después, esas causas judiciales terminaron muy desinfladas, con más archivos que condenas, y con el Garañón como símbolo de un borrón institucional, legal y judicial para la ciudad.
El origen
Quejas vecinales que acabaron en el juzgado
Era el año 2003 cuando se aprobó, por primera vez, el proyecto de urbanización CS-5, que imaginaba dos grandes edificios de viviendas en las cuestas del parque Rosalía de Castro. Desde el principio, asociaciones vecinales denunciaron el impacto ambiental de la obra.
Luego, se sumaron el PP y el BNG, que llegó a poner enmiendas al proyecto. Finalmente, intervino el juzgado, que paralizó las obras por primera vez en el 2009 y de manera definitiva en el 2010, por mandato de la jueza Pilar de Lara. Jamás se volvió a poner un ladrillo sobre el maltrecho esqueleto del Garañón.
Una tormenta judicial
Orozco y Besteiro, imputados
El alcalde de Lugo y el secretario general del PSdeG fueron imputados por Pilar de Lara. La jueza consideró que intercedieron en la adjudicación a cambio de beneficios y favores del promotor. Orozco dejó la política poco después, y Besteiro renunció a sus cargos en el PSdeG en el 2016.
Ahora, ambos políticos están libres de todas sus causas judiciales y Besteiro ha vuelto a la primera línea política como Delegado del Gobierno. Años después, se descubrió que la obra ni siquiera cumplía las medidas firmadas. El constructor se desentendió del proyecto y denunció al Concello en busca de una indemnización.
El derribo es inminente
Un proyecto ambicioso que costará más de medio millón de euros y durará menos de cuatro meses
Derribar las torres del Garañón costará 578.000 euros. Los trabajos durarán menos de cuatro meses y se irá demoliendo planta a planta. Se eliminarán 37.796 metros cúbicos de material, que equivalen a 14.868 metros cuadrados de superficies construidas. Los trabajos podrían empezar esta misma semana. De ser así, el Concello habrá cumplido los plazos que se autoimpuso el año pasado al anunciar que pretendían tirar el Garañón antes del fin de la actual legislatura.
Tras el derribo, el Ayuntamiento deberá enfrentarse a tres cuestiones más. La primera será modificar parcialmente el PXOM en esa zona para acatar una orden judicial. Luego, tendrá que negociar con el actual acreedor del constructor de las torres, el banco Santander, las indemnizaciones solicitadas. Por último, deberán crear una zona verde donde estaba el edificio, compuesta por tierra vegetal y césped.
De esta forma, la ciudad se quedará sin el amasijo de hierros, cemento y ladrillo que la ha presidido desde las alturas durante los últimos 15 años.
La cronología
Febrero del 2007. Aprobación definitiva del proyecto de urbanización. La junta del Gobierno local dio el visto bueno a la obra, que ya había superado una enmienda del BNG y varias quejas vecinales por su afectación del paisaje.
Marzo del 2008. Concesión de la primera licencia de obra. El Concello aprueba la licencia y da comienzo la obra de la primera fase del proyecto; ya existen críticas del PP y del BNG sobre supuestos intereses privados.
Noviembre del 2010. De Lara paraliza la obra y ve indicios de prevaricación. La jueza Pilar de Lara ordenó parar la construcción de O Garañón por indicios de prevaricación e irregularidades en la tramitación; no se volvió a retomar la obra
Septiembre del 2009. El juzgado anula el proyecto de la obra. El Contencioso paralizó las obras tras la denuncia de la asociación de amigos del parque Rosalía; se amparó en la cercanía de estructuras protegidas, como las termas.
Julio del 2015. La jueza imputa a Orozco y a Besteiro por la licencia. El día que temía el PSdeG llegó. Pilar de Lara imputó a Besteiro, por entonces secretario xeral, a Orozco, alcalde, al promotor de la obra y a dos técnicos.
Marzo del 2016. Besteiro dimite y renuncia a aspirar a la Xunta. La presión fue demasiada para Gómez Besteiro, que decidió renunciar a presentarse a presidente de la Xunta y dejó la secretaría xeral del PSdeG por su imputación.
Febrero del 2017. El Concello se plantea tirar ellos el edificio. Por primera vez, el Ayuntamiento de Lugo admitió que estudiarían derribar las torres ellos mismos y no el promotor. Cinco años después, todavía no se ha hecho.
Febrero del 2020. Se archiva la causa y Orozco y Besteiro son exculpados. La Audiencia de Lugo archivó el caso Garañón y exculpó a los cargos socialistas que llevaban un lustro investigados.
Diciembre del 2022. Adjudican el proyecto de la demolición de las torres. El Concello de Lugo adjudicó el proyecto de la obra de derribo a la empresa viguesa Xestión Ambiental de Contratas, que presentó la mejor oferta: 578.035 euros.
Abril del 2023. Firma del acta de replanteo e inicio de las obras. Representantes del Ayuntamiento y de la adjudicataria entraron en la parcela del Garañón y firmaron los últimos documentos necesarios para empezar la obra. El derribo es inminente.