El gobierno dice que el Garañón de Lugo estará demolido en 120 días: el Concello entró en la parcela y firmó el inicio de las obras

Lorena García Calvo
Lorena García Calvo LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Lara Méndez y el concejal Álvaro Santos accedieron a la parcela del Garañón para firmar el acta de replanteo
Lara Méndez y el concejal Álvaro Santos accedieron a la parcela del Garañón para firmar el acta de replanteo Alberto López

Se tirarán abajo cerca de 38.000 metros cúbicos de escombros

21 abr 2023 . Actualizado a las 18:42 h.

El Garañón de Lugo desaparecerá del perfil urbano de la ciudad en el plazo de 120 días, según el gobierno local. Este viernes, después de casi seis años de pasos y trámites para garantizar la máxima legalidad y seguridad jurídica, el Concello de Lugo y la empresa encargada de su demolición, Xestión Ambiental e Contratas, accedieron a la parcela y firmaron el acta de replanteo, el último trámite que quedaba antes de iniciar los trabajos. Aunque fue notificado reiteradamente, el administrador concursal que gestiona los bienes no se presentó para facilitar la entrada, por lo que el Ayuntamiento, interviniendo subsidiariamente, accedió en presencia de la Policía Local, que levantó un atestado al respecto.

«Xa estamos no inicio da conta atrás, este é un día importante e feliz para Lugo», dijo Lara Méndez al pie del Garañón. La alcaldesa, el concejal de Sostibilidade Urbana, Álvaro Santos, de la jefa de arquitectura, Susana Penedo, y del representante de la empresa, Marcos Quiroga, firmaron el acta de replanteo que supone el principio del fin de la mole de hormigón. A partir de ahora, la empresa dispondrá de 119 días para tirar el edificio y dejar la parcela como zona verde. 

Los pasos para tirar abajo el edificio

 Se tirarán abajo 37.796 metros cúbicos de material que equivalen a 14.868 metros cuadrados de superficies construidas. 

 «O primeiro será instalar un valado de protección ao redor da parcela e realizar o levantamento topográfico para, a continuación, iniciar os labores coa anulación das acometidas e a eliminación do illamento dos teitos de forxados do bloque nordeste, que ten nove plantas sobre rasante», describía el concejal. 

El siguiente paso será eliminar las fábricas de ladrillo de las fachadas a la vez que se retira el aislamiento de la torre nordeste y se elimina e material que aísla las fachadas y los techos de forjado del bloque noroeste (de diez plantas sobre la rasante de la cota más baja) para, a continuación, ir eliminando planta por planta de forma progresiva. 

La última parte de los trabajos, desgranó Santos, será la retirada de todo el material y los escombros, aprovechándose la propia parcela para la provisión de los elementos demolidos. 

Cuando concluya la demolición, el fondo de la excavación se cubrirá con una lámina geotextil para evitar cualquier filtración al subsuelo. «Todos os materiais da demolición que non sexan prexudiciais para o medio ambiente se aproveitarán para encher a zona, e deixarase a parcela coas cotas que tiñan no seu día. Farase provisión de terra vexetal, instalarase un sistema de rega por aspersión e estenderase un tepe de céspede natural precultivado de xeito que, nuns meses, toda a parcela recuperará o seu estado orixinal. Un obxectivo polo que levamos moitos anos traballando dende a responsabilidade», concluyó Santos. 

Las dudas de la oposición

Aunque el Concello de Lugo sacó a concurso la demolición del Garañón por cerca de un millón de euros, Xestión Ambiental de Contratas logró el contrato con una oferta económica de 578.000 euros. Esta compañía tendrá que tirar abajo el edificio pero también asumir el resto de trabajos, tanto los previos como los de reposición de la parcela.

Parte de la tarea es redactar un plan de seguridad y uno de gestión de los residuos amoldado a la intervención y aprobado, antes de comenzar los trabajos. Y sobre ambos puso el foco la oposición en las últimas horas. El PP pidió oficialmente al gobierno local que le permita ver ambos documentos, dando así a entender que podrían no estar en orden. Desde el Concello, sin embargo, aseguran que ambos forman parte del acta de replanteo que se firmó este viernes tanto por parte del Ayuntamiento como por la empresa que realizará las obras.

Cumplir con una orden judicial

Recordaba Lara Méndez a los pies de O Garañón que con la demolición del edificio el Concello cumplirá con una sentencia judicial que pesa sobre el inmueble desde hace años.

Lo cierto es que son tres las aristas que definen a todo lo que gira sobre el inmueble de las Costas do Parque. Por un lado hay una sentencia que obliga a demoler el edificio, y que es en lo que está el Ayuntamiento, después de que el promotor no lo hiciese.

Por otro, habrá que aprobar una modificación puntual del PXOM de esa zona para cumplir otra sentencia. El gabinete de arquitectura GAU está ultimando el estudio económico que acompañará a esa modificación, en la que llevan trabajando dos años. Y, luego, estaría la tercera pata, que es la negociación de las posibles indemnizaciones económicas al promotor.

Como el constructor entró en concurso hace años, ahora mismo es el Banco Santander el principal acreedor. La compañía tiene interpuestos en los juzgados varios recursos. La alcaldesa explicó que son partidarios de dialogar en todos los ámbitos, incluido este.

El hecho de que el constructor, en su día, no acatase las medidas que constaban en la licencia de construcción, podría jugar a favor de los intereses del Concello de Lugo. En todo caso, habrá que esperar primero a que se concreten cuestiones como si la parcela, que por el momento seguirá siendo privada, tendrá alguna edificabilidad. Los planes del Concello pasan por que sea zona verde y allí no se pueda construir nada.

Sobre el capítulo de indemnizaciones volvió a pronunciarse este viernes el PP, preguntándose a cuánto ascenderá finalmente la cuenta originada a partir «dunha licenza que no seu día concedeu un goberno socialista no que Besteiro era o responsable do urbanismo», señaló Antonio Ameijide.