Tamara López, investigadora: «La delincuencia en Lugo en el franquismo estuvo muy asociada a la pobreza y el hambre»

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Tamara López realizó una tesis doctoral sobre la delincuencia común
Tamara López realizó una tesis doctoral sobre la delincuencia común CEDIDA

López imparte un seminario histórico sobre los delitos comunes dentro del programa de estudios universitarios para mayores de la USC

16 abr 2023 . Actualizado a las 16:33 h.

Tamara López Fernández (Lugo, 1994) se doctoró en Estudios Culturales en la Facultade de Humanidades de Lugo con una tesis sobre la delincuencia común en el franquismo. Sobre esta cuestión trata un seminario incluido en el programa de estudios universitarios para mayores de la USC que se impartirá en Pantón —entre los días 19 y 26—, Mondoñedo, Monforte y Xermade. López forma parte del grupo de investigación histórica Histagra, al que pertenece la tutora de su tesis, Ana Cabana Iglesia.

—¿Qué fuentes históricas utilizó en su investigación?

—Estudié el archivo histórico de los juzgados de instrucción de Lugo, que abarca de 1945 a 1966. En total analicé 7.328 sumarios. La investigación se limita a este municipio, pero la situación que refleja se puede extrapolar a otras partes de la provincia, de Galicia y de España, porque hay estudios de esa época realizados en otros territorios que muestran una realidad muy similar.

—¿Cuáles eran los delitos comunes más frecuentes en la época que estudió?

—Eso es algo que fue evolucionando con el tiempo. En los años 40 y 50, los más habituales fueron los hurtos asociados con situaciones de pobreza y hambre. Esa es la época de la posguerra en la que más se sufrieron más carencias y en la que estuvo vigente el racionamiento, que terminó en 1952. Los robos de dinero era muy poco frecuentes y las cantidades sustraídas no eran muy grandes, de mil pesetas como máximo. Lo que más se robaba eran productos de primera necesidad, como alimentos y ropas, y también productos que estaban racionados, como la leche, los huevos, el queso o el café. También eran muy frecuentes los robos de bicicletas, que eran los vehículos más utilizados. De automóviles no, porque había muy pocos.

—¿Cuál era la forma más habitual de cometer los robos?

—En los archivos judiciales no se ven muchos robos a la fuerza, con tirones o con violencia sobre las personas. En la gran mayoría de los casos no hay una organización previa del delito. Lo que más se ve son casos de personas a las que se les presentaba una ocasión de apoderarse de algún producto y la aprovechaban. Era muy habitual llevarse animales pequeños, como gallinas y conejos, y también productos textiles. Hubo muchos casos de personas que trabajaban en el servicio doméstico juzgadas por sustraer sábanas, toallas, ropa interior... También se produjeron hechos de este tipo en los hospedajes.

—¿Encontró muchas causas relacionadas con el estraperlo o mercado negro?

—Aparecen menciones indirectos, como en el caso de una mujer juzgada por abortar que se dedicaba al estraperlo. También hay casos de robos de varios cientos de kilos de productos perecederos, como las patatas, por ejemplo, y es fácil suponer que quienes los cometían, después de apartar una cantidad para sus propias necesidades y las de sus familias, destinaban el resto al estraperlo. Pero se ve claramente que en los procesos judiciales se evitaba tratar directamente estas cuestiones, porque la existencia del mercado negro era algo desfavorable para el régimen, era una prueba de que la situación económica era desastrosa y de que el sistema de autarquía que se impuso durante los primeros años del franquismo era un completo fracaso.

—¿Qué otros tipos de delitos se cometían en esa época?

—Después de los robos, lo más habitual eran los delitos contra las personas, como lesiones y homicidios, pero fueron mucho menos numerosos. A menudo eran fruto de situaciones absurdas, como una discusión en un bar por una bicicleta mal aparcada que degeneraba en una reyerta. En los archivos también figuran procesos por otros delitos, como el aborto, que no tienen mucha importante cuantitativa, pero sí cualitativa, porque son la punta del iceberg de una realidad que sin duda fue mucho más importante. También hay casos de estupros y denuncias de mujeres que habían consentido en tener relaciones sexuales sin estar casadas, con promesa de matrimonio, y que después fueron abandonadas.

—¿Cómo evolucionó la situación en los últimos años del período que abarca su investigación?

—En los años 60 lo que se ve es que disminuyen mucho los robos de productos de primera necesidad, asociados con el hambre y la pobreza, y abundan más los que se cometían por puro lucro. Aparecen más casos de robo de dinero y las cantidades son bastante más importantes que en los años 40 y 50.