Cinco recursos y una autorización obstaculizan el derribo del Garañón

Lorena García Calvo
Lorena García Calvo LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Las torres de O Garañón presiden las Costas do Parque
Las torres de O Garañón presiden las Costas do Parque CEDIDA

El Banco Santander ha pedido ante el juzgado medidas cautelares para frenar la demolición y el Concello de Lugo ha alegado contra sus argumentos

10 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Cinco recursos, una solicitud de medidas cautelares y una autorización de la Xunta  separan al Concello de Lugo de poder meter la piqueta y comenzar a derribar el Garañón, aunque la demolición podría iniciarse sin necesidad de que todos esos recursos judiciales estuviesen resueltos.

Con el final del edificio aproximándose, en los últimos meses las partes implicadas fueron tomando cartas en el asunto. Aunque el propietario del inmueble sigue siendo el constructor ourensano Ricardo Iglesias (la orden de demolición es contra él), como sus bienes están en concurso de acreedores y el Banco Santander, que le concedió la hipoteca, es su principal acreedor, la entidad bancaria se personó en el asunto y ahora ha presentado cinco recursos judiciales.

Uno es contra la contratación de la demolición hecha por el Concello de Lugo de forma subsidiaria y los otros abordan la reposición de la legalidad tanto del edificio como del proyecto de urbanización. Asimismo, también recurrieron la denegación de la suspensión del derribo y del proyecto de urbanización, tras rechazar el Concello frenar el proceso.

Todas estas cuestiones farragosas se resumen en que el Santander acudió al juzgado tanto para reclamar contra el fondo de la cuestión, como contra la negativa de la administración municipal ante sus recursos.

En un asunto tan complejo como el del Garañón, los argumentos de los que tira la entidad financiera también lo son. Aunque la compañía no se ha manifestado, sí ha trascendido por otras fuentes que sostiene que el plazo para cumplir la sentencia que anula la licencia ha caducado. Defiende también falta de proporcionalidad, puesto que defienden que sería posible legalizar el edificio amoldándolo a la normativa. Y sostiene además que el edificio está dentro del inventario de bienes del constructor que hay en el procedimiento concursal y que la ley no permite ir contra esos bienes patrimoniales en pleno concurso.

Lo que responde el Ayuntamiento

El Concello de Lugo, que ya fue rechazando administrativamente cada recurso presentado, responde a cada uno de esos argumentos de la entidad bancaria. Sostiene que no ha caducado ningún plazo, puesto que el Ayuntamiento está ejecutando una sentencia a través de un procedimiento administrativo que pretende reponer la legalidad. Además, como hace unos meses se detectó que las medidas del edificio no coinciden con las que recogía la licencia, más a su favor.

Sobre la posibilidad de reducir la altura del inmueble, no valdría tampoco porque la construcción también excede el ámbito en su base. Y respecto a la ley concursal, el Ayuntamiento también lo tiene claro: como el edificio no está acabado, no pudo patrimonializarse, y por lo tanto, no está dentro de esos bienes intocables hasta que finalice el proceso concursal.

Medidas cautelares

La entidad bancaria pidió inicialmente ante el Concello que suspendiese la demolición del Garañón hasta que se resolviese todo el embrollo, pero el Ayuntamiento rechazó esa suspensión y fue cuando el banco acudió al Contencioso. Primeramente solicitó unas medidas cautelarísimas que le fueron denegadas, y como esa opción no cuajó, solicitó una suspensión cautelar. El Concello presentó este miércoles sus argumentos en contra de ese aplazamiento cautelar y ahora espera la respuesta del juzgado, que podría demorarse diez o quince días. En caso de que le denieguen a la entidad bancaria esa cautelar, el gobierno local podría avanzar el la demolición, independientemente de lo que suceda en el futuro con los recursos.

A estas alturas, a nadie se le escapa que lo más probable es que el día de mañana haya que abonar indemnizaciones, pero como el edificio está condenado al derribo, que se tire un poco ante o un poco después probablemente no alterará ese escenario.

Qué pasos faltan

La cuestión judicial no es la única que se interpone entre la piqueta y el Garañón. Después de que el área de Arquitectura del Concello de Lugo informase el proyecto de derribo (e instase a la empresa a hacer un par de modificaciones sencillas), quedaría por solicitar ante la Xunta de Galicia una autorización más.

Según la Consellería de Cultura, será necesario que Patrimonio otorgue una nueva autorización para la demolición del edificio, y, hasta la fecha, el Ayuntamiento no le ha presentado solicitud alguna.

El Consello de Patrimonio, que es quien debe aprobar ese permiso, se reúne el último viernes de cada mes, y para resolver un expediente dispone de un plazo de tres meses. Poniendo por caso que el Ayuntamiento agilizase la solicitud, y que Patrimonio le diese máxima prioridad, el tema podría abordarse en la reunión del 31 de marzo. Las siguiente fecha de reunión antes de las elecciones municipales sería el 28 de abril, aunque ahí los plazos ya irían más ajustados todavía. En el seno del Concello se estuvo debatiendo si realmente sería preceptivo solicitar este documento, o si no era necesario. La Xunta entiende que sí.

La foto del derribo

Desde que en el año 2017 la alcaldesa, Lara Méndez, decidió no continuar con los recursos y optó por derribar el Garañón, muchos han sido los trámites burocráticos que se han tramitado para tirar el inmueble. Fue a partir del 2021 cuando todo el proceso se aceleró y la regidora se comprometió a tirar el edificio antes de que concluyese este mandato. Pero esa esperada foto parece que no se dará antes de las elecciones del 28 de mayo.

Entre las cuestiones judiciales —que ya se intuía que podían surgir, dada la magnitud de lo que está en juego— y la autorización de la Xunta, sería extraño que el Concello tuviese todo en regla antes de los comicios. En el gobierno de Méndez ya dan por hecho que no llegarán a tiempo para cumplir su compromiso, y deslizan que en plena refriega electoral, sería extraño que el gobierno autonómico apurase los trámites.

A nadie pasa desapercibido que, con las elecciones municipales a la vuelta de la esquina y con las encuestas dibujando un escenario muy igualado, la foto de la piqueta iniciando la demolición del Garañón sería, cuanto menos, efectista.