Carmen es el nombre bajo el que se esconde la víctima de este robo. Una vecina de uno de los grandes campamentos en los que se vende droga en la ciudad: «Todos los años sufro dos o tres robos, amenazas... a veces de algunos que conoces y que después te vienen a pedir perdón, porque estaban con el mono», cuenta una mujer que este viernes llegó al juzgado a las 10.20 de la mañana y se fue a la hora de comer.
Ella se lo toma con mucha resignación, al igual que los cuatro agentes que se desplazaron desde Lugo y que pudieron declarar al filo de las dos de la tarde. «Están enfermos por la droga, realmente dan mucha pena, porque cuando están mal son capaces de comerse a su madre», detallaba mientras compartía vivencias con el abogado de la defensa. Los dos repasaron los detalles de este robo y se echaban las manos a la cabeza: «Solo cuando estás desesperado pueden hacer cosas así: meter tantas bombonas en un coche pequeño y arriesgarte de ese modo», rememoraba una mujer que ha sufrido decenas de robos.