La Xunta no convence a los dueños de la fuente romana de Corvazal

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Presentó una propuesta para intervenir y poner en valor este yacimiento de Lugo, pero «non foi posible ante a negativa dos propietarios»

29 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando hace algo más de tres años el historiador Enrique Montenegro alertó del mal estado de conservación de la fuente romana ubicada en el castro de Corvazal, a unos 500 metros del templo de Santa Eulalia de Bóveda, desde la Consellería de Cultura comenzaron a darse pasos para conseguir su limpieza y puesta en servicio, al menos para los visitantes de este yacimiento del municipio de Lugo.

Pero tanto la fuente como el castro se ubican en una propiedad privada, junto a la carretera provincial LU-P-2923, y la Xunta señala que aunque lo intentó, al final no pudo llegar a un acuerdo con los dueños de la propiedad. La consellería explica que desde la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural «tentouse preparar unha proposta para intervir na contorna e poñer en valor a fonte, pero non foi posible ante a negativa dos propietarios».

Y es que si el gobierno gallego decide apostar por invertir dinero en este yacimiento no solo es pensando en su conservación si no también en su exposición al público. Y en este sentido, o bien la Administración compra el terreno (lo cual encarecía la operación) o bien llega a un acuerdo de cesión para que los particulares puedan acceder al recinto, pero por la contestación de la Xunta a este periódico parece que de momento la solución está lejana.

Obligaciones de los dueños

Aun así, los propietarios de la parcela tienen limitados los usos ya que en ella se sitúa un castro con sus murallas defensivas (está sin excavar) y la propia fuente romana. Estos dos bienes están catalogados, y aunque no son BIC, cualquier cambio de uso en la finca tiene que tener el permiso de la Xunta y del Concello.

Hay un factor que podría modificar la situación legal del yacimiento. Montenegro defiende desde hace años que la fuente, data en el siglo I, está vinculada con Santa Eulalia de Bóveda, tanto por su proximidad como por el uso que tuvo el templo tardorromano. Por este motivo ha pedido que el nivel de protección del monumento se ampliase hasta el castro, con lo este pasaría ser BIC. De esta forma, la Xunta tendría más recursos legales para poder intervenir en la parcela e, incluso, obligar a los dueños a mantener limpio el manantial. La posibilidad de que sea BIC está abierta ya que la Xunta está diseñando el plan director de Santa Eulalia y podría incluir el castro dentro de su ámbito de protección.

«Atoparon unha fonte!!!»

La fuente, como tiene documentado Enrique Montenegro (autor de la tesis sobre Santa Eulalia) era en realidad un abrevadero natural para el ganado y un lugar de juego frecuentado en los recreos de un antiguo colegio. La estructura hidráulica la descubriría a principios de los años setenta Ángel Rodríguez Pérez —propietario del castro hasta que falleció hace unos años— cuando profundizó en el terreno ante la necesidad de obtener más agua. Confesó que no quería darla a conocer pero cuando la vieron los niños corrieron hasta el colegio gritando: «¡¡¡Atoparon unha fonte na chousa do Recanto!!!». Aun así, Rodríguez se encargó desde entonces de mantener limpio tanto el castro como la fuente.

Desde su descubrimiento, la fuente fue objeto de estudios. El 22 de abril de 1979 se hizo público a nivel científico tan singular descubrimiento con la visita que realizaron los participantes al Coloquio Internacional del Bimilenario de Lugo. Hasta Corvazal acudió Nicandro Ares, que hizo de anfitrión a los historiadores y arqueólogos, entre ellos Helmut Schlunk (uno de los mayores divulgadores de Santa Eulalia) y el catedrático de Arqueología de la Universidad de Madrid, el gallego Antonio Blanco.

Diez años después, en 1989, aprovechando un agosto bastante seco, la Consellería de Cultura aprovechó para realizar un estudio de la fuente a través de una excavación arqueológica, tanto en ella como en el castro. De la fuente, como explica Montenegro, solo desmontaron los muretes, y los materiales asociados a ella fueron datados en el siglo I, cronología coincidente con el momento de abandono del castro.

«Desde ese momento no se ha vuelto a actuar ni hubo ningún tipo de control en la evolución de su lógico deterioro a la intemperie, a pesar de que las necesarias tareas de conservación de la fuente iban siendo realizadas de buena fe por el dueño del lugar, hasta que su fallecimiento en el 2016 lo impidieron», relata el historiador.

Montenegro no solo apela a la Xunta si no también al Concello y a la Diputación a que conozcan la situación de abandono de la fuente y puedan actuar, como por ejemplo ha hecho, recientemente, el ayuntamiento cordobés de Fuente Obejuna, que puso en valor un manantial romano más grande que el lucense, pero con la diferencia de que de este sigue mandando agua. El yacimiento de Lugo podría entrar en breve en la Lista Roja de Hispania Nostra ya que fue presentado a esta asociación un informe detallado sobre su estado de abandono.