Muralla de Lugo: la peor y la mejor imagen de un monumento Patrimonio de la Humanidad

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Los técnicos de la Unesco que valoren en junio el muro romano seguirán encontrando algunos defectos que ya pudieron constatar en su visita de hace una década, y las mejoras en su conservación

23 ene 2023 . Actualizado a las 21:03 h.

La Muralla de Lugo es Patrimonio de la Humanidad desde el 30 de noviembre del 2000 y durante estos más de 22 años su conservación, y la de su entorno, ha ido mejorando, aunque no al ritmo que le hubiese gustado a los lucenses y para sorpresa de los miles de visitantes que cada año llegan a la ciudad. Un paseo por el adarve sirve de ejemplo para ver que las vistas son mejorables.

En estas dos décadas, los esfuerzos de la Xunta, propietaria del monumento, se han centrado más en la consolidación de los cubos más dañados, la limpieza de los muros, la puesta en valor de algunos hallazgos (como el cuerpo de guardia de Porta Miñá) y en la mejora estética del propio monumento, pero pocos avances se han hecho relacionados con su entorno más inmediato, y que también influyen en la Muralla.

Si comenzamos el paseo en la Praza do Ferrol, junto a la Porta Falsa, se halla una gran casa pegada a la Muralla que sigue esperando una rehabilitación. Es de las pocas viviendas que siguen pegadas al interior del muro. Toda la parte trasera de la Rúa San Froilán es mejorable, con casas en ruina, apuntaladas o con un yacimiento de hornos romanos que espera una musealización. Más adelante, en el Carril das Estantigas, la imagen que se ve es de maleza  coches aparcados.

Cuando se pasa la Porta de Bispo Odoario, llega el solar tapado de un gran yacimiento romano junto a A Tinería, y desde este punto se puede apreciar el contraste urbanístico y el feísmo: muralla romana, catedral y su esbeltas torres, algún edificio noble combinados con casas en ruina en A Tinería, edificios modernos que compiten en alturas y antenas de todo tipo.

La imagen desde el adarve de todo el burgo medieval y de A Tinería es muy mejorable. Hay muchos planes de reforma, pero a día de hoy edificios nobles como la Casa Torre y Dona Urraca y su entorno están abandonados.

Quizás el mejor ejemplo de dejadez se puede apreciar en la casa apuntalada junto al Vicerrectorado, la Domus do Mitreo y el recientemente restaurado Pazo do Portón do Recanto. Esta vivienda, que ya estaba en este estado hace más de diez años, cuando se hizo el primer informe sobre el monumento romano, tiene los puntales apoyados en la parte interior de la Muralla. Esta imagen duele, especialmente, a los miles de turistas que suben al adarve por la Porta de Santiago, lugar más escogido para hacerse una foto de Lugo.

El recorrido por las traseras de la Rúa Clérigos ofrece una imagen poco agradable, con galpones, algunos derruidos, y luego viene la zona de A Mosqueira, donde a la vista domina un mar de antenas de televisión. Luego viene la zona trasera de la Rúa do Progreso, con maleza y edificios y naves abandonadas. 

La buena imagen de la que ahora se presume

La conservación de la Muralla de Lugo está garantizada gracias a los planes anuales de consolidación de cubos y de limpieza que acomete la Xunta, y que han evitado los habituales derrumbes que se producían hasta hace algo más de veinte años. Ahora la Xunta trabaja en un plan director que sirva de guía, en todos los campos, para mejorar el monumento durante los próximos años.

Desde que hace una década los técnicos de la Unesco emitieron el primer informe periódico sobre el monumento lucense se han dado algunos pasos para su conservación y mejora estética.

Hay dos cambios del entorno muy recientes que han acometido el Concello y que han ayudado al realce de la Muralla. Por un lado el paso histórico que ha supuesto la peatonalización del tramo de A Mosqueira, cobrando protagonismo la zona más emblemática del muro romano y, a la vez, sacando el tráfico rodado que según la Unesco provoca vibraciones en el monumento. El otro cambio estético es la reforma de la esquina de San Roque. Aunque hay polémica por la futura edificabilidad del solar, es innegable que se ha resuelto un problema de seguridad ciudadana y se ha puesto en valor la entrada del Camino Primitivo a la ciudad.

En cuanto a la conservación, la Xunta ha acometido obras de consolidación en varios cubos que tenían riesgo de derrumbe y cuyas grietas eran visibles desde la Ronda. Las filtraciones de agua son el mayor peligro que tiene el muro y se han hecho trabajos de impermeabilización que, en ocasiones, obligaron a desmontar por completo algunos cubos, para sellar y volver a reconstruirlos en su interior.

Estos trabajos también han supuesto relevantes hallazgos arqueológicos. Por ejemplo, la Consellería de Cultura va a musealizar una galería a la altura del cubo VI, en las inmediaciones de Bispo Odoario, y en la que se contempla la recuperación de otros elementos, como una balsa rectangular que discurre paralela a la Muralla.

Otra intervención destacada de la última década fue la puesta de largo del cuerpo de guardia de Porta Miñá, y que su mecanismo de funcionamiento ha ayudado a interpretar mejor la utilidad militar y de seguridad de la Muralla.

Esta actuación de la Xunta se complementa con otras realizadas en este entorno por el Concello, como el acondicionamiento de la plaza de Porta Miñá, con su fuente y las calles. Muy cerca, el Ayuntamiento también está musealizando la cloaca romana y tiene un proyecto para la Praza do Carme.

La mejora estética de Porta Miñá también se debe al trabajo de la iniciativa privada, ejemplificada en el hotel Pazo de Orbán, o muy cerca en el recientemente rehabilitado como albergue y cafetería O Portón do Recanto. A pesar de las trabas burocráticas hay empresarios que apuestan por mejorar todo lo que rodea a la Muralla, y que se suman a otras iniciativas públicas que ayudan al realce del monumento: en el 2017 se inauguró O Vello Cárcere, en el 2018 la USC se hizo cargo y cambió la musealización de la Domus do Mitreo, o la Xunta puso en funcionamiento en la Praza do Ferrol el primer ascensor, que rompió la barrera para cientos de turistas.