Fin de año

Emilio R. Pérez

LUGO CIUDAD

04 ene 2023 . Actualizado a las 17:59 h.

Aún recuerdo aquellos fin de año de mi añorada juventud en los que los carámbanos colgaban cual espadas de Damocles de los aleros de los tejados de la ciudad. Bendita juventud, dorada edad en la que te aguanta el organismo lo que le eches y algo más. Me sitúo: pandilla de los seis de siempre en esa noche tan festiva y especial. Comenzábamos el recorrido en Fonte dos Ranchos a bajo cero tras despacharse cada cual las uvas en el seno familiar; y con el depósito ya medio lleno y temperatura corporal a tono, enfilábamos Germán Alonso con parada en el Sevilla, Veracruz y en el Piñeiro, felicitando a voz en grito a todo quisqui que asimismo contestaba con igual euforia o más.

  Rumbo a la Ruanueva acto seguido para recorrerla a feito hasta acabar ahí por el alba en Campo Castelo y Plaza Mayor hecho una birria el organismo y previendo un duro postre de resaca despuntando ya por lontananza el sol. Los seis de siempre, sí, pero llegaron bodas y se produjo dispersión, cayó el telón, cambio de ciclo, jaque mate y la pandilla se acabó.

  Pasó como un rodillo el tiempo y aquí me encuentro hoy sin mucho espíritu navideño, poco ímpetu al levantar la copa y atragantándoseme las uvas en mi sitio de costumbre bien cerquita de la estufa. Ay, bendita juventud, qué lejos quedas, eres cruel y efímera, vil y artera; cómo te burlas con tus recuerdos, con tus vívidas imágenes de aquellos tiempos, puñetera. Quién volviera, los echo tanto de menos… Todo queda ahí apagándose, disolviéndose como una nube de añoranza en el cerebro. Es año nuevo. En mi ventana aquí en el alto observo el mar inmenso de tejados de ahí abajo. Ni un solo carámbano colgando de sus aleros.