Leía en este periódico como el gobierno local de Lugo se reivindica como el motor de la Tinería, una afirmación que suena a frase hecha, a un déjà vu que algunos repiten en bucle cada cierto tiempo.
En la historia de la rehabilitación de la Tinería creo que es de justicia poner en valor el gran trabajo y esfuerzo de José Antonio Redondo, Eugenio Basanta y Jorge Carballeira todos con responsabilidades en materia de vivienda. Estoy hablando del año 2000, un momento en el que nadie se atrevía a bajar por las calles de este barrio y fue, precisamente, en esa época cuando surge el proyecto de recuperación de la Tinería, un plan que nos entusiasmó y en el que se trabajó hasta conseguir financiación necesaria para la compra de 70 propiedades. Yo también intenté contribuir en este programa y sé que el espíritu con el que se planteó continúa vivo hoy con Heriberto García Porto.
Estoy seguro de que cualquiera de los tres compartiría hoy mi teoría para zanjar “la polémica guerra de cifras que veo en los medios de comunicación a cuenta de quien rehabilitó más o menos inmuebles en el barrio”. Miren ustedes, no vale la pena discutir. Si quieren saber quién compró los inmuebles que están rehabilitados en la Tinería basta con acercarse al registro de la propiedad y allí consultar quién firmó las escrituras; basta con ver quién encargó y adjudicó el 80 % de los proyectos de rehabilitación que se hicieron en el barrio. Así de fácil.
Volviendo al principio de este artículo y, tomándoles la palabra a los que dicen ser el motor de la Tinería, me gustaría invitarles a llevar a cabo actuaciones para avanzar en la regeneración del barrio.
En primer lugar, como medida preventiva, se deberían vallar y proteger todos los edificios que presenten deficiencias. Ese es el caso del inmueble de Tinería 32, que presenta una situación de auténtico peligro, con canalones colgando y cristales rotos. Manden ustedes a los técnicos municipales para que informen si, tal y como está este y otros inmuebles del barrio, podrían suponer un riesgo para los viandantes.
En segundo lugar, no se puede permitir que a tres metros de la muralla haya edificaciones deshabitadas y en estado de ruina. El Ayuntamiento debe obligar a los propietarios a cumplir, en plazo, las órdenes de ejecución, si es que las comunica, para consolidar fachadas y cubiertas. De no cumplirlas, el Ayuntamiento deberá acometer, subsidiariamente y de manera inmediata, las obras necesarias y luego requerir al propietario los gastos ocasionados.
Hay que huir de los rifirrafes y de las multas coercitivas, que lo único que hacen es alargar el proceso y agravar la situación de deterioro de los inmuebles. El gobierno local debe tomar las riendas del asunto y agotar todos los mecanismos legales que tiene para impulsar la rehabilitación de este barrio.
Y, por último, es necesario acabar con las esperas interminables y los bloqueos de tramitaciones, que se atascan en el cuello de botella que hay en el Ayuntamiento.
La Tinería de Lugo tiene una enorme riqueza, tanto por su patrimonio monumental como por estar delimitada por la Muralla, a unos metros de la Catedral y porque por ella discurre el Camino Primitivo.
Las posibilidades turísticas de este barrio son incalculables, pero no debemos quedarnos ahí: es igual de importante dinamizar la zona, para que los lucenses hagan vida en ella y, así, convertirla en una arteria clave para abrir el centro de Lugo al futuro barrio del Carmen.
