Los franceses saben cuidar su cultura, sus clásicos, sus maestros. La reciente restauración de la película «La mamá y la puta» para su exhibición en cine y luego en plataformas es un ejemplo.
Esta obra maestra, posiblemente la mejor película francesa de la década de los setenta, apenas ha podido ser vista por los amantes del cine debido a las malas copias que se distribuyeron y a la escasa programación en televisiones y circuitos del cine.
Pero ahora llega a Lugo en su máximo esplendor para que los cinéfilos y para que las personas que quieran acceder a los clásicos puedan comprobar esta pequeña y a la vez monumental obra de un director maldito, Jean Eustache, y cuya obra es de culto.
«La mamá y la puta» es enorme no solo por sus cualidades si no por su metraje de tres horas y media; pero a la vez es una pieza de cámara porque no deja ser una simple y a la vez compleja historia de amores y desamores entre un joven bohemio parisino y dos amigas, creándose un trío amoroso.
La película es hija del Mayo del 68 y de las inquietudes sociales, morales y filosóficas de aquella época irrepetible. Que nadie se asuste. Su narrativa es simple y sencilla, lo que importa son los diálogos y las situaciones del trío amoroso. El cine de Woody Allen y la comedia española de los ochenta, con Trueba y Colomo a la cabeza, no se entiende sin esta joya del cine.
Francia .1973. Director: Jean Eustache. Reparto: Jean-Pierre Léaud, Françoise Lebrun, Bernadette Lafont.
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