La lucense Elvira López Mourín, la primera enfermera que participó en un vuelo militar en España

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Elvira López Mourín
Elvira López Mourín

Desvelan la historia de la lancaresa que se presentó voluntaria en el primer viaje nocturno del ejército en la guerra del Rif. Dedicó su vida a su profesión y se enfrentó a un consejo de guerra franquista

10 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Una heroína desconocida saldrá a la luz cien años después. Elvira López Mourín. Es de Lugo, mujer y una de las cinco primeras enfermeras profesionales de España. Por si fuera poco, en 1922 fue la primera enfermera en participar en un vuelo sanitario militar. Sobrevoló el campo de batalla en la guerra del Rif para atender en una noche a más de 300 soldados heridos. Su carrera no acabó ahí sino que la llevó hasta enfrentarse a un consejo de guerra por su labor en el hospital. Todo esto sin perder su vínculo con su aldea natal. Una exposición dará a conocer su historia, que se inaugura el 19 de septiembre en el Complexo Universitario de Enfermería de Lugo. «Elvira López Mourín. Unha enfermeira de altura» es el resultado de una investigación coordinada por el lucense Isidoro Rodríguez, presidente de la Academia de Enfermería de Galicia.

La historia de Elvira empieza en Láncara. Nació en 1893 en la aldea de San Martiño de Río, hija de madre soltera. Los investigadores pierden su pista hasta sus 25 años. Entonces, vivía en Madrid junto a otra enfermera y su ahijado. En aquel 1921, consiguió ingresar en la primera promoción de la Escuela de la Cruz Roja Española para enfermeras. Los requisitos para ingresar eran saber leer, escribir y tener conocimiento básicos de matemáticas.

El hecho de haber nacido en la parroquia lucense guarda una gran importancia, ya que los investigadores creen que Elvira López aprendió a leer y escribir concienzudamente para entrar en la escuela de enfermería. A principios de siglo, las mujeres no acudían a las escuelas y menos en una pequeña aldea del rural.

Elvira fue pionera junto a otras cuatro futuras enfermeras. Hasta 1915 las mujeres tenían prohibido estudiar en la universidad. Además, la profesión de enfermería no existía como tal. Las primeras en solicitar esta formación fueron las congregaciones religiosas femeninas, pero tan solo para las propias monjas. Posteriormente, en 1917, se creó la primera escuela en Barcelona, también de Cruz Roja, pero formaba «damas enfermeras» que no tenían titulación. La promoción de Elvira fue la primera de enfermeras profesionales.

Finalizó los estudios en 1921. Entonces, la lancaresa decidió apuntarse a las plazas para ser enfermera militar. Tras dos exámenes la destinaron al hospital militar de urgencias de Melilla para atender a los heridos en la guerra del Rif. Aterrizó allí el 1 de diciembre de 1921 y el 1 de noviembre de 1922 su entereza y determinación la llevaron a ser protagonista de una noche heroica.

Así fue el vuelo

El 1 de noviembre de 1922 hubo una incursión al ejército español. Los «rebeldes» abrieron contienda entre Melilla y Dar Drius, adonde empezaron a huir los heridos de España. En ese punto no había asistencia sanitaria, por lo que el mando en Melilla propuso enviarla en aviones. El médico que formó a Elvira López le explicó al ejército que necesitaba en su equipo a una enfermera, por lo que la lucense se presentó voluntaria.

La respuesta del mando militar fue un contundente «no». Las mujeres enfermeras tenían totalmente prohibido volar y tampoco pertenecían al ejército del aire. Además, el vuelo debía ser nocturno, lo que aumentaba el riesgo. Estas razones no fueron suficiente para vencer la convicción de Elvira López que insistió en hacer el vuelo. Para convencerlos, les aseguró de que, pasase lo que le pasase, no tendrían ningún tipo de responsabilidad. Y finalmente, logró subirse al avión.

Avión utilzado por el ejército en 1922
Avión utilzado por el ejército en 1922 Archivo Cruz Roja

Partieron tres aviones desde Melilla hasta Dar Drius. En cada uno de ellos solo entraban dos personas, el piloto y el acompañante. Elvira además tenía que cargar con el material sanitario. Según recogieron los medios del momento, se trató del primer vuelo nocturno realizado por el ejército en aquella guerra. Los aviones, hechos de madera y lona, no tenían luces, por lo que se iban guiando por las fogatas de los soldados. Aun así, era la única opción posible: un vuelo rasante casi a ciegas para no ser visibles para el enemigo.

Contra todo pronóstico, consiguieron llegar a Dar Drius. Partieron sobre las once de la noche y hasta las cinco de la mañana, el equipo de cuatro sanitarios en el que se encontraba Elvira atendió a más de 320 heridos.

Recibida por los reyes

La hazaña de auxilio de Elvira López fue tan reconocida que los reyes la felicitaron y quisieron recibirla. Unos días después de la batalla, el rey Alfonso XII y la reina Victoria Eugenia hicieron la recepción oficinal.

Exonerada en un consejo de guerra y siempre vinculada a Láncara

Después de regresar de África, Elvira López fue de las primeras enfermeras en ingresar en el Cuerpo Auxiliar Subalterno del Ejército, en Madrid. Fue en la capital donde vivió la Guerra Civil, trabajando en el hospital para el ejército de la república, el legal en aquel momento. Por ello, en 1939 la sometieron a un consejo de guerra, del que resulta exonerada de todas las imputaciones.

Aun así, el régimen franquista no reconoce ninguna titulación obtenida o ejercida en la República, por lo que deja de trabajar hasta 1940. Ese año ingresa en la primera región militar, donde se jubila.

Su trayectoria sanitaria la compaginó con las visitas cada verano a Láncara, donde los vecinos todavía a día de hoy recuerdan cuando les puso alguna inyección o los atendió. A algunos incluso los trasladaba al hospital donde trabajaba en Madrid para atenderlos. Regresó a San Martiño do Río hasta su pronto fallecimiento con 67 años.

El lucense Isidoro Rodríguez la investigó durante tres años

Antes de esta investigación de Elvira López no se sabía más que el nombre y que había participado en aquel vuelo. Isidoro Rodríguez decidió investigarla cuando lo escuchó porque tuvo el presentimiento de que era de Lugo, por sus apellidos. Y eso que «López Mourín» llegó a él con un error, ya que en todos los archivos del ejército su nombre está incorrecto. Consta como López Mourán. Hace tres años que el lucense inició un complejo recorrido por la documentación de una mujer de la que no quedó su registro laboral en el ejército. Ahora que terminó y se va a exponer, acotó que el objetivo primero deben ser las escuelas de enfermería de Galicia, para que los futuros profesionales conozcan a una mujer «de vital importancia».