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froilán varela

LUGO CIUDAD

La historia de Alcohólicos Anónimos de Lugo por dentro

07 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Alcohólicos Anónimos (A.A.) es una asociación española e internacional sin ánimo de lucro que ha salvado a cientos de personas del sufrimiento y de una vida de desgobierno por la bebida.

Solo el 10% de los borrachos que lo intentan se recuperan. Las reuniones de este colectivo transcurren con alegría de aquéllos salvados. Alcohólicos Anónimos ayuda a gestionar las emociones.

En Galicia está muy presente y, en Lugo, hay dos grupos que se reúnen varias veces a la semana. El teléfono de Alcohólicos Anónimos en Galicia es el 646 645 119. El primer paso para ingresar en el programa de A.A. es la determinación por dejar de beber.

Así no hay éxito si la persona alcohólica no reconoce que lo es y quiere abandonar ese mundo de por vida con la lucha a cada hora del día y de la noche. Lo importante es que el alcohólico que está sufriendo sepa a dónde puede dirigirse y en qué condiciones.

Alcohólicos Anónimos trata al alcohólico como a un enfermo de las emociones o mental, lo que le lleva a la adicción. No juzga y hace que los miembros se perdonen su culpa, que les produce dolor.

Este periodista participó en una reunión abierta de Alcohólicos Anónimos de un grupo de Lugo. Lo primero que se le dijo es que lo hablado en torno a la mesa quedaba allí, porque la enfermedad está mal vista socialmente.

Ahí conoció a un minero limpio de alcohol durante 16 años, dos amas de casa que bebían a escondidas, un bebedor, que tras dejarlo ocho años, pudo fundar una familia. Una de las mujeres escondía la botella de vino blanco en la lavadora, el lavavajillas, en maletas o detrás de la lavadora. La otra le escondía el whisky a su marido.

A.A. tiene en su programa 12 pasos. El primero: «Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol que había vuelto sus vidas en ingobernables». Se sugiere que el alcohólico acuda a un poder superior, una espiritualidad que le ayude a poner orden en su vida.

El alcoholismo es una enfermedad crónica, que puede hacer frente día a día y hora a hora

Cada reunión comienza así: «Hola soy Manuel y soy alcohólico, aunque llevo 24 horas sin beber». Ese miembro del grupo explica su caso y se empapa de las teorías vitales de quienes tiene a su lado, sus compañeros en la soledad y amigos. Así el alcohólico no se siente solo y ve el ejemplo de personas que han vencido a la adicción con el programa. Uno cuenta:«A mí la bebida me llevo a pisar de todo menos la sepultura, pasé por los juzgados y la cárcel». En el grupo recibe el afecto y el acompañamiento de los integrantes.

Alcohólicos Anónimos nació en Akrom, Estados Unidos, el 10 de junio de 1935 fundado por el empresario Bill Wilson y el doctor Bob Smith. Un hombre de negocios de Nueva York, que había logrado permanecer sobrio por primera vez en varios años, buscó a otro alcohólico para contárselo. Durante los pocos meses de su recién adquirida sobriedad, el neoyorquino había observado que sus deseos de beber disminuían cuando trataba de ayudar a otros «borrachos» a permanecer sobrios. En Akrom le dieron la dirección de un médico de la localidad que tenía problemas con la bebida. Trabajando juntos el hombre de negocios y el médico descubrieron que su capacidad para permanecer sobrios parecía estar muy relacionada con la ayuda y estímulo que pudieron darle a los demás alcohólicos.

Durante los primeros años, la nueva Comunidad se fue desarrollando lentamente. Carecía de nombre, de organización y de material impreso que la describiera. Se establecieron grupos en Akrom, Nueva York, Cleveland y en algunos otros lugares.

En 1939, con la publicación del libro ‘Alcohólicos Anónimos', del cual la comunidad derivó su nombre y con la ayuda de amigos no alcohólicos, A.A. empezó a llamar la atención tanto en este país como en el extranjero.

Con el tiempo, se abrió en Nueva York una oficina de servicio que se encargó de contestar los millares de cartas que llegaban solicitando información y literatura. Ahí nació Alcohólicos

Anónimos con 83 años de historia.

A.A. entró en todo el país español en 1970. En Lugo se creó en torno 1990 en un local de Cáritas Diocesanas. La espiritualidad, tal como la entiende Alcohólicos Anónimos, son «las virtudes que se encuentran dentro de cada uno de nosotros y que el alcohólico trata de fomentar y exteriorizar: generosidad, voluntad de compartir, deseo de comunicarse con los demás y, sobre todo, humildad», expone el coordinador del grupo en Lugo. El alcohólico anónimo no se considera mejor que nadie y acepta las limitaciones y defectos que le han llevado a su situación actual.

El alcohólico anónimo desea corregir los errores cometidos y excusarse ante aquellas personas que haya podido perjudicar. Acepta sin amargura y culpabilidad los errores pasados y decide vivir con esperanza solo por el día de hoy, solo por 24 horas.

No hay jefes y los servicios se rotan periódicamente. Tampoco recibe subvención y sus miembros no pagan cuotas, sino solo aquellas pequeñas cantidades con las que cada uno pueda colaborar, puede ser el precio de una cerveza. De hecho lo primero que nota el miembro de alcohólicos anónimos es que su economía empieza a regularizarse, ya no derrocha su dinero en los bares, no trasnocha y descubre que su dinero no se ha evaporado, no emprende costosas aventuras que le llevan a la ruina.

Tras cada historia hay un drama personal y humano. El 90% de los que ingresan en el programa fracasan y lo dejan, el otro 10% consigue vivir en libertad. En las reuniones de Alcohólicos Anónimos se nota sobre todo alegría, la alegría de quienes se ven salvados.