Notario Vacas, exalcalde de Lugo: «Hablar con los técnicos que construyeron el viaducto de la A-6 serviría para saber qué pasó»

André Siso Zapata
ANDRÉ S. ZAPATA LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Notario Vacas, junto al río, bajo el puente de As Saamasas que él mismo diseñó.
Notario Vacas, junto al río, bajo el puente de As Saamasas que él mismo diseñó. ALBERTO LÓPEZ

El ingeniero e inspector de obras públicas jubilado afirma que el asunto acabará en los juzgados por las pérdidas económicas

25 jun 2022 . Actualizado a las 19:40 h.

Poca gente puede presumir de haber llegado a los 95 años con la claridad de una de las figuras más importantes de la historia moderna de la ciudad amurallada. Y es que Tomás Notario Vacas (Córdoba, Argentina, 1926), exalcalde de Lugo en dos mandatos y uno de los ingenieros que revolucionaron Galicia en el siglo XX, todavía conserva una memoria, una agilidad y una lucidez que parecen imposibles para una persona que atisba ya los cien años. «Mi única limitación es física, porque me rompí el fémur hace un año y desde entonces me cuesta un poco caminar», comenta, mientras se sienta en uno de los sofás que presiden el salón de su casa.

Político, ingeniero e inspector de obras públicas durante 14 años, Notario Vacas lleva semanas observando las imágenes del derrumbe del viaducto de la A-6 con perplejidad y, sobre todo, con preocupación.

—Si continuase siendo inspector de obras públicas, posiblemente le hubiese tocado estudiar los motivos de la caída del puente de O Castro.

—Es posible, sí. Yo estuve 14 años revisando estructuras de este tipo en todo el norte de España, así que no sería de extrañar. Y me hubiera dedicado a ello en profundidad, porque es un asunto que me ha preocupado desde que tuve la primera noticia del desplome. Si tuviera que hacer un informe, haría muchas preguntas, como buen inspector, pero también sería muy precavido a la hora de concluir el motivo o los motivos del suceso.

—¿No ve una causa probable?

—No me atrevo a opinar. Me hace falta mucha más información. De hecho, si me dejasen, me acercaría mañana mismo al puente para verlo de cerca [ríe]. Ciertamente, no sé siquiera si se puede afirmar todavía que el problema haya estado en la propia estructura o en el terreno. Nos falta información a los ciudadanos. Sobre todo acerca de datos técnicos. Y me preocupa que sean los políticos quienes nos los cuenten, porque ellos solamente dicen lo que les han explicado a ellos, pero yo creo que sería más enriquecedora la opinión de los técnicos.

—Parece que descartan que la causa haya estado en los problemas detectados hace un año en los cables de pretensado.

—Bien. Podemos mirar hacia otro lado entonces. Lo que sí creo de verdad es que es vital conocer la opinión de los ingenieros y los técnicos que construyeron ese viaducto hace 20 años para poder entender por qué se ha desplomado. Quizás los detalles que puedan aportar ellos sobre la ejecución de la obra ayuden a entender los posibles problemas que han derivado en el derrumbe.

—¿Qué haría usted en caso de tener poder de decisión?

—¿Yo? Pues meterme en el puente mismo [ríe]. Siempre fui muy atrevido durante mi carrera profesional, y creo que me hubiera arriesgado a ver de cerca lo que queda de viaducto para entender qué ha podido pasar.

—Ahora es el momento de tomar decisiones para minimizar el daño.

—A mí este asunto me preocupa muchísimo, porque me parece que puede perjudicar gravemente a Lugo y a Galicia. Lo primero que considero que debe hacerse es derribar el tablero y los pilares que han quedado en pie. Ahí no tendría que haber dudas. Salvarlos no tiene mucho sentido. Luego, hay que descubrir por qué ha ocurrido esto y levantar un nuevo viaducto que resista estos problemas, para poder abrir una nueva autovía lo antes posible.

—La A-6 es vital, desde luego.

—Recuerdo haber tenido muchas reuniones siendo yo alcalde, cuando se construyó el tramo de la autovía entre A Coruña y Lugo. Touriño, que luego fue presidente de la Xunta, era director de carreteras, y Borrell, ministro de Transportes. Conseguí beneficios para Lugo con aquella obra, pero también quedaron cosas por mejorar.

—¿Quién es responsable del derrumbe?

—No me gusta hablar de responsabilidades. Además, estoy seguro de que el asunto se judicializará, porque hay unas pérdidas económicas tremendas que afectarán a mucha gente y alguien tendrá que responder por ello.

«El puente que yo diseñé en Lugo jamás se podría caer así»

Notario, que todavía conduce a sus 95 años, cuenta la historia de su carrera profesional y política casi como si hubiera ocurrido ayer, recordando una cantidad de detalles que resulta asombroso para una persona de su edad.

—Quizás sea el lucense que más sabe de obras públicas, ya que las ha licitado como alcalde, diseñado como ingeniero y revisado como inspector.

—He dedicado mi vida a ello, y he de decir que me llena de orgullo seguir viendo a día de hoy cómo la gente utiliza las infraestructuras que diseñé para Lugo.

—¿A alguna le guarda especial cariño?

—Todas tienen su aquel, pero lo cierto es que el puente de As Saamasas, que cruza el río y enlaza Lugo con la carretera de Santiago, es mi obra maestra. Se construyó entre los años 1973 y 1974, poco antes de ser elegido alcalde por primera vez, y fue una tarea titánica que terminó magníficamente.

—Es radicalmente distinto al viaducto de la autovía que se desplomó en la A-6.

—El puente de As Saamasas es casi 30 años anterior, así que poco tiene que ver a nivel estructural. Una de las diferencias más notables es que el puente de O Castro se levantó usando la técnica de las dovelas prefabricadas, mientras que el mío fue construido utilizando un sistema de voladizos sucesivos. Esto quiere decir que el viaducto de la A-6 se hizo pedazo por pedazo, fabricando los vanos por separado y empalmándolos una vez se colocaban allí. En As Saamasas, por la época en la que se hizo y por motivos económicos, decidimos que se debía construir el puente totalmente in situ, paso a paso, avanzando sobre la propia obra.

—Esa técnica se vuelve evidente cuando se ve cómo se desplomó el puente de O Castro. Cayeron dos vanos y quedó uno en pie, como cortados con un cuchillo.

—Eso es porque son varias piezas empalmadas entre sí, no una sola como el puente de As Saamasas. El que yo hice jamás podría haberse caído de esta manera, a trozos. En ese caso, o se cae entero, o no se cae [ríe].

El ingeniero que se hizo lucense con su mujer y llegó a alcalde

antón grande

Tomás Notario Vacas (Córdoba, Argentina, 1926) realizó sus primeros estudios en Buenos Aires, ciudad en la que residían sus padres. A los siete años su familia decide regresar a España y se instala en Salamanca, ciudad en la que estudia el bachillerato. Tras aprobar el duro ingreso en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, realiza dichos estudios en Madrid en donde se queda a trabajar, una vez finalizada la carrera, en el departamento de construcción del Instituto Nacional de Industria.

En 1958, el INI le envía a Pontevedra para construir la celulosa, y es en esta ciudad en donde conoce a su esposa, Chicha Malvar. Realizan el viaje de novios a París, aunque tuvieron que regresar pronto porque su esposa se

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